Catalanes
En lugar de promover tantos viajes al extranjero, sería bueno que los candidatos garantizaran su intención de gobernar para todos, sin excluir a nadie
Madrid
El conflicto catalán se internacionaliza. Merkel, Cameron, Obama, Bruselas, Washington, se han convertido en las nuevas claves del proceso. Es legítimo que cada cual busque aliados donde sabe que va a encontrarlos, pero entre tantos titulares exóticos se echa de menos la preocupación por los propios catalanes.
El voto de tu vida. El eslogan de la campaña de Junts pel Sí es tan bueno que define por igual el voto propio y el ajeno. Quienes voten a los partidos constitucionalistas sentirán también que están emitiendo el voto más importante de su vida, y esta transcendencia puede desencadenar un problema que no se va a arreglar ni en Bruselas ni en Washington, ni siquiera en Madrid, en ninguna parte fuera de Cataluña.
Mientras el debate ha sido catalanes contra españoles, los líderes soberanistas contaban con cierta unanimidad identitaria, un sentimiento de agravio o de orgullo común que soplaba a su favor. Pero a juzgar por los indicios de los que disponemos, el día 28 se van a encontrar con un conflicto distinto y más grave, porque sólo enfrentará ya a catalanes contra catalanes. La posición de Mas, que no piensa renunciar a la independencia ni siquiera si la mayoría de los votantes no la apoya, no haría otra cosa que agudizar un problema que la actitud de Rajoy ha fomentado a conciencia.
Por eso, en lugar de promover tantos viajes al extranjero, sería bueno que los candidatos garantizaran su intención de gobernar para todos, sin excluir a nadie. Que se preocuparan por todos los catalanes, y no sólo por los suyos, ahora que todavía están a tiempo.