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Thunders, el último maldito del rock

Pocas personas han indagado tanto y con tanto acierto sobre la vida y obra de Johnny Thunders como Danny García, director del documental ‘Looking for Johnny’

Johnny Thunders durante una actuación con The Heartbreakers en 1977 / GETTY

“Johnny Thunders era excesivo por naturaleza”, explica Danny García, director del documental ‘Looking for Johnny’. “Era un tipo que llevaba todo al límite. Ya fuera la ropa, el volumen de la guitarra o las drogas”, añade el realizador. El de Thunders, que es el segundo documental de García, nació en pleno rodaje de su trabajo sobre los Clash. “Conocí a Steve Clarkson cuando viví en Londres en los noventa. Steve fue el guitarrista de la última banda de Johnny y en 2010 me puse en contacto con él”, explica García. Las cosas no fueron fáciles, un documental tremendamente oscuro y sensacionalista sobre Thunders, estrenado hace unos años, alejó del proyecto al entorno del músico. Pero poco a poco la gente fue confiando y sumándose al documental y la idea de mostrar las múltiples facetas de Johnny Thunders, uno de los músicos con más carisma de los últimos 30 años, fue tomando forma.

Johnny Thunders durante un concierto en Londres en 1983

Johnny Thunders durante un concierto en Londres en 1983 / GETTY

Johnny Thunders formó parte de los New York Dolls y de los Hearbreakers, dos bandas que pusieron patas arriba la ciudad de Nueva York con una música y una estética que devolvieron fuerza y presencia al rock and roll. También firmó álbumes muy interesantes en solitario hasta su muerte en Nueva Orleans en abril de 1991. Tenía 38 años y un gran poder de seducción entre los rockeros de medio mundo, gente como Garcia. “Cuando estaba acabando el documental que hice sobre los Clash empecé a darle vueltas al futuro y me preguntaba qué iba a hacer después y la respuesta más obvia era Thunders. Era uno de mis músicos favoritos cuando tenía 16 años y me pateaba Barcelona buscando discos de los New Yorks Dolls o los Heartbreakers. Era muy fan de Thunders y me sabía toda la obra y milagros de este hombre y no tenía ni que buscar información porque la tenía en la cabeza”, explica García.

La música de Thunders, su forma de vestir, de comportarse, dejó huella en aquel Nueva York de los setenta. Al margen de ruido y de las guitarras de los Dolls, Thunders fue mostrando su talento como compositor en temas como ‘Its not enough’ o ‘You cant put your arms around a memory’. “La obra de Thunders está infravalorada”, afirma García. “Ni los Dolls fueron incluidos en el Hall of Fame, dicen que por la mala fama de Thunders, ni los Heartbreakers tuvieron reconocimiento como padres del punk más allá del propio movimiento. Su carrera en solitario tampoco gozó de respeto”, explica García. “Era un artista maldito”, añade el director.

La vida al límite de Thunders, su actitud o la falta de grandes metas lastraron la carrera de este dotado compositor. Poco a poco se fue convirtiendo en un imán para el desastre. Todo lo malo que le podía suceder le acababa pasando. “Era un tipo con problemas”, admite García. “Era una persona inteligente pero nunca lo demostró en las entrevistas, solo con sus amigos”, añade. Ese se convirtió en el gran reto del realizador catalán, captar las diferentes caras de Thunders, su talento para la música y sus contradicciones en la vida. “Quería tratarlo como un ser humano con sus virtudes y defectos y dejar de mitificarlo. Yo ya dejé de colgar pósteres en mi habitación. Hacer masajes es muy fácil, lo interesante es indagar y mostrar quién era la personas tras el artista”. Ese era el reto de Danny García y su objetivo a la hora de sentar frente a la cámara a amigos, familiares y compañeros de Thunders, personas que dan múltiples pinceladas de cómo era este músico maldito, un tipo torturado y adicto pero que a la par era un incesante compositor, un tipo inquieto que no paraba de escribir y de buscar nuevos proyectos y canciones. “Era un gran artista pero tenía un aura decadente que le rodeaba”, señala García.

‘Looking for Johnny’ cumple con los objetivos de su director. Muestra un retrato íntimo de Thunders a través de todo tipo de testimonios. Refleja sus contradicciones, su pasión por la música y cómo ésta fue su tabla de salvación en sus peores momentos. Cuanto peor iban las cosas en la vida de Thunders más importancia cobraba la música. Grabó con una energía impropia en un adicto. Facturó discos interesantes con la guitarra como protagonista, pero también con unas letras intensas que arrojan luz sobre sus demonios. Finalmente falleció en Nueva Orleans antes de cumplir los 40 años. Sobre su muerte hay varias versiones y muchas sombras. La verdad es que Johnny estaba enfermo, muy enfermo, y su tiempo se acababa. La muerte de Johnny Thunders no sorprendió demasiado a nadie, tampoco lo elevó al olimpo de los mitos del rock. Nunca entró a formar parte de esos selectos clubes. No era guapo, nunca vendió demasiado y su drogadicción le lastró o frenó en los grandes momentos de su carrera. A pesar de todo quedan sus canciones, algunas fantásticas, otras ruidosas y alguna realmente sensible. Después de todo, Johnny siempre fue excesivo por naturaleza.

 
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