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SOFÁ SONORO | ENTREVISTA

Tipos del colegio que te cambian la vida

Matthew E. White y Natalie Prass, amigos de la infancia, han editado dos de los discos más interesantes de este año

Natalie Prass en una fotografía promocional de su primer disco / SPACEBOMB

Natalie Prass en una fotografía promocional de su primer disco

Matthew E. White (1982) se ha convertido en uno de los músicos jóvenes más interesantes de la escena musical independiente. Tras su aplaudido debut de 2012, el músico de Virginia se ha consolidado como compositor y productor. Este año ha editado su segundo álbum, ‘Fresh blood’, y ha producido el debut de su amiga Natalie Prass (1986), que ha firmado otro de los discos más interesantes del año. “Matt y yo éramos conocidos, él es algo mayor y le conocía de vista del instituto como el tipo hippie que tocaba la guitarra. Además, su banda era la única en Virginia Beach que hacía una música que me gustaba”, explica a Sofá Sonoro la joven cantante.

White y Prass eran vecinos de Virginia Beach, una población costera con poco que ofrecer en el ámbito musical. “Yo era, literalmente, la única chica que tocaba en un grupo en Virginia Beach, pero no me di cuenta de que eso era algo raro hasta mi último año de instituto. Allí me di cuenta de que nunca veía a ninguna chica que le gustase la música como a mí”, relata Prass. “No hay una cultura musical en Virginia Beach. Es un gran sitio para crecer, cerca del mar, un sitio seguro y por el puerto hay gente de todos los sitios del mundo. Es un lugar muy diverso pero no hay sitios donde tocar, si estás en un grupo tienes que tocar en cafeterías, pizzerías, convencer a los dueños de los locales que te dejen tocar en los clubes del paseo marítimo. Al no haber nada eso te obliga a luchar por esas cosas”, añade la cantante. “Lo extraño de Virginia Beach es que hay grandes nombres de la música como Pharrel Williams, Missy Elliot, Timbaland o Ella Fiztgerald, que nació muy cerca. Es una locura que tantos artistas hayan salido de allí”, concluye Prass

La ausencia de una escena musical llevó a White a trasladarse a otra ciudad. “Cuando pude me mude a Richmond, hay una gran escuela de música allí y mejores músicos y más escena musical”, confiesa el cantante. “Richmond es un sitio pequeño y eso provoca que todos los artistas nos conozcamos bastante y tengamos una historia en común. No conozco ningún otro sitio en EEUU que siendo tan pequeño tenga tantos buenos artistas... en ese sentido somos muy afortunados”, añade el músico. Allí, en la capital del Estado, White montó su propio sello musical, Spacebomb. “Es un sello musical con un modelo diferente. Somos un grupo de músicos intentando crear oportunidades musicales tanto para nosotros como para otros artistas. Creemos en nosotros mismos y creemos que tenemos algo que decir”, explica White. Con su propio sello editó su debut, ‘Big Inner’. Un disco que lanzó la carrera de White y que le señaló como uno de los nombres a seguir. Aquella primera entrega llamó la atención por su delicada producción y por contar con todo un ejército de músicos a su mando. El éxito sorprendió a todos. “Me sentí muy agradecido por ese éxito. Es algo que nunca esperas y que nos sabes si va a volver a ocurrir. Fue una oportunidad muy especial y para el siguiente disco intenté no ponerme presión. Intente ser consciente de que mi vida había cambiado pero al mismo tiempo esperas y deseas que todo salga bien. Hacer el primer disco fue más divertido porque pasé más tiempo en el estudio y eso es algo que adoro”, admite.

Ya consolidado, White comenzó a preparar su siguiente lanzamiento, pero Prass se cruzó en su camino. “En esa época me mudé a Nashville, pero allí me sentí extraña. Todo era muy diferente”, admite la cantante. Las cosas del azar provocaron que Prass se reencontrase con aquel tipo barbudo del colegio. White apadrinó a su amiga y juntos entraron al estudio a grabar unas canciones inspiradas en el final de una relación de Natalie. El disco se completó más o menos rápido pero cosas del calendario provocaron que el disco tardase años en salir. “Ha sido un poco extraño porque me aparté bastante del disco después de grabarlo sabiendo que tardaría en editarse pero no pensé que serían años como finalmente ha sido”, explica Prass. La cantante se distanció de aquella ruptura y de aquellas canciones hasta que un día todo se precipitó. “Cuando me junté con la banda para ensayar no hubo mucho tiempo para darle vueltas a las cosas y luego he tenido un año que ha sido una locura y un no parar. Estas canciones me reconfortan porque son parte de mi pasado cuando mi vida era más tranquila”. Prass dejó Nashville y se trasladó a Richmond, junto a White. “Natalie es un encanto, una chica muy trabajadora y una gran compositora. Ahora su trabajo lo está escuchando todo el mundo y me alegro de todo lo bueno que suceda porque se lo merece”, confiesa el cantante.

Lejos quedan los días de instituto, los días de pedir a los dueños de los bares una oportunidad para tocar. Primero fue White el que despegó y su éxito ha arrastrado a su amiga. Los dos han vuelto a poner Virginia Beach en el mapa musical y han potenciado la escena de Richmond, una pequeña ciudad repleta de talento musical. Los dos amigos salieron hace años de casa con la idea de vivir de la música y hoy en día pueden presumir de haberlo logrado, de haber colocado sus discos entre lo más destacado del año y de seguir haciendo lo que adoran, hacer canciones y tocarlas, pequeños placeres sobre los que construir una vida.

Sofá Sonoro: Virginia, la tierra de las mil voces

54:00

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