Un don Carlo "demente" y un Felipe II "más humano"

Madrid

El próximo viernes se estrena una ópera cuyos protagonistas están enterrados a unos metros del teatro donde se llevará a escena. Hablamos del 'Don Carlo' de Verdi, que se estrena por vez primera en San Lorenzo de El Escorial, en cuyo monasterio se encuentran los restos del rey Felipe II y su hijo, Don Carlos. Y, por si esto fuera poco, dicho estreno echa por tierra la leyenda negra según la cual esta ópera no podía representarse en la localidad madrileña. Además, 'Don carlo' supone el debut como director de escena de una ópera de alguien que lleva media dirigiendo, Albert Boadella. 

Boadella se distancia de esa visión sombría y cruel de España que nos convirtió en la patria de un rey que asesinaba a su propio hijo y pone el foco en incorporar algunas "verdades históricas".

El personaje de Don Carlo aparece en esta puesta en escena con los rasgos de la locura que sufría y terminará por quitarse la vida con su propia espada, lo que para Boadella significa una estricta aproximación a la verdad histórica, “pues su muerte no fue una orden expresa de su padre, sino que falleció a causa de su desquiciada actitud durante el cautiverio. Una actitud suicida en la alimentación que le llevó a provocarse él mismo un deterioro letal para su salud".

Y el rey Felipe II, en palabras de Boadella el "monarca más importante que ha tenido España" y "uno de los más importantes del mundo", mostrará una "personalidad más humana" que la que suele representar en otras puestas en escena, con una personalidad "más perversa" y "canalla".