¿De qué servirá esta derrota griega?

Madrid

Cuesta mucho creer que lo ocurrido con Grecia no es una auténtica atrocidad económica y política. La lista de deberes impuesta a Atenas, que se puede consultar íntegra en los medios, es sobrecogedora. Casi tanto como la urgencia. El Gobierno de Tsipras debe hacer algunas de esas tareas en apenas dos días, y otras en menos de una semana. Pero nada de todo ello, que afecta a las pensiones o las leyes laborales, da la impresión de que garantice la salida del túnel de la economía griega, sin un plan medianamente razonable de modernización de sus sectores productivos.

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Cómo cuesta resistirse a la sensación de que la UE –Alemania en primer lugar- ha querido cortar de raíz brotes izquierdistas en el seno de algunos países de la Unión, léase, también, España. Un desastre y un error para la construcción europea, y una derrota sin paliativos para Tsipras que veremos cómo gestiona el fracaso de un referéndum que nunca debió convocar, si no estaba dispuesto a llegar hasta el final, salida de la Unión incluida.

Tampoco hay forma de llamar de otra manera que no sea la de derrota sin paliativos el fiasco de la pretensión de Rajoy de que Luis de Guindos presidiera el Eurogrupo. ¿Para qué presentar a un ministro de tanto relumbrón cuándo ya se conocía que perdía?

Qué cosas más raras hace este presidente…