Fútbol y guerra
Los arbitrajes de la Copa América están fomentando el juego sucio. El fútbol sudamericano no merece esto
Madrid
Empiezan a ser recurrentes los partidos en los que vemos más batalla que juego, más guerra que fútbol en esta Copa América. Auspiciados por la línea editorial arbitral, los jugadores rudos sienten que tienen carta blanca para pegar y salir impunes. Los árbitros siguen empeñados en castigar más las tonterías (como sacar una amarilla porque un jugador quite la espuma en una falta) que el juego brusco. Para muestra, el botón. Jugadores de carácter y 'pierna fuerte' como el chileno Medel o el charrúa Arévalo Ríos, han jugado 4 partidos y no han visto ni una sola tarjeta amarilla en toda la Copa América. Merece, como mínimo, reflexión.
Y no somos en Europa precisamente adalides del fútbol limpio, ni debemos ir dando lecciones de nada. Pero es importante incidir en que esos arbitrajes (que ya se ven en campeonatos locales sudamericanos o en torneos tan importantes como la Copa Libertadores) acaban provocando que se vea mucho más la lucha que el arte. Se pueden hacer unos highlights con todas las tanganas que se han producido en el torneo y nos llevaría un buen rato verlos todos.
No vamos ahora a ser hipócritas y decir que el fútbol son sólo los caños y sombreros. Fútbol es todo. Es la magia de Messi y la calidad defensiva de Godín. Las lambrettas de Neymar y el rigor de 'La Roca Sánchez'. La zurda de James Rodríguez y el carácter de Gary Medel. Y nos gusta todo. Pero es cierto que con estos arbitrajes el espacio para el fútbol fantasía queda reducido casi a la nada.
La imagen que se está dando en esta Copa América de Chile no está a la altura de los cracks que la disputan ni de la historia del fútbol sudamericano. El fútbol allí fue el 'Maracanazo'. Fue Kempes y Maradona. Pelé y Ronaldo. Y Francescoli y Valderrama. Y tantos más que, seguramente, no merecen esta mancha.
Bruno Alemany
Especialista en fútbol internacional de la SER y director de 'Play Fútbol'.