"Hay un muro económico en las puertas de la universidad"

Madrid

Desde Bachillerato, José sabía que su futuro estaba en Madrid y no en Cáceres, donde vívia con sus padres. Allí quería estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones. Llegó muy animado con una beca de 2.000 euros bajo el brazo después de haber sacado buenas notas en los dos últimos cursos. Pronto empezaron sus problemas: el dinero tarda demasiado en llegar y son demasiados los gastos que había que adelantar. "Entre alquiler, luz, agua, gas, Internet y comida, gastaba unos 400 euros. Intentaba ir justito, gastar lo menos posible, pero era inasumible".

La familia de José es humilde, viven sin grandes lujos. Los últimos años había trabajado como camarero o ayudando en el campo para tener cierto colchón económico. No fue suficiente. "A pesar de que te esfuerces y le dediques horas y horas de codos, da igual. Hay un muro económico a las puertas de la universidad".

Su historia se parece demasiado a otras muchas. Por ejemplo, la de Águeda. Ella consiguió terminar su carrera, terapia ocupacional, en una universidad madrileña. "La matrícula del primer año no llegó a los 800 euros, pero el último, tras la subida de las tasas, llegó a los 1.800". Cuando terminó su grado, intentó matricularse en un master. "El último año mi madre me había ayudado económicamente, pero ni yo podía pedirle más esfuerzo ni ella podía ayudarme mucho más". Así que abandonó temporalmente la idea y volvió a casa, Ibiza, donde trabaja como camarera. Ha conseguido el dinero suficiente para pagar el curso, pero se lamenta: el último año de su vida ha tenido sus expectativas aparcadas.