Ocio y cultura

Mucho más que Machu Picchu

Nos adentramos en los rincones secretos de Perú

En 1911, el arqueólogo estadounidense Hiran Bingham, deambulaba por una zona selvática de los andes peruanos en busca de Vilcabamba, la ciudad perdida de los incas. Y lo que encontró fue Machu Picchu, para mayor regocijo de la futura industria turística del Perú, que aunque en aquel momento no se había inventado todavía, a buen seguro se habría alegrado de contar para siempre con semejante icono. Perú es uno de los destinos turísticos más conocidos de Sudamérica. Pero aunque parezca mentira, solo recibe 4 millones de turistas al año. El problema es que esos millones de visitantes se concentran en la ruta habitual del sur: Cuzco, Titicaca y parada obligada en Machu Picchu.

Yo, viajero (21/06/2015)

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Es así. El sur es el más visitado. El territorio natural de los viajeros que llegan a Perú por primera vez. Allí le esperan los grandes nombres propios del turismo peruano: Machu Picchu y Titicaca, -el lago navegable más alto del mundo-; o la ciudad blanca, Arequipa, famosa por su industria textil de lana de llama o vicuña. Sin olvidar el valle del Colca o el santuario nacional Lagunas de Mejía, en la desembocadura del río Tambo, famoso por su riqueza ornitológica.

Pero ¿cómo prescindir del norte? Allí, los viajeros disfrutarán de Chiclayo, ciudad donde es bastante fácil encontrarse con un brujo o un curandero. Además es un potente destino arqueológico, cerca de Huaca Rajada, donde se encontró la famosa tumba del señor de Sipán. En la zona encontraremos también Túcume, con su Valle de las Pirámides, o Trujillo, bello ejemplo de urbanismo colonial, riqueza arqueológica, capital de la primavera. Muy cerquita está Chan Chan, con una de las ciudades construida en barro más grande del mundo, declarada patrimonio de la humanidad.

Y estando en Perú, no debemos quedarnos sin tener una experiencia amazónica. El lugar es Iquitos. Pura naturaleza virgen. Podemos alojarnos en un logde que nos sirva de base para caminatas por la selva, avistamiento de aves, o desde donde iniciar una jornada de navegación por el poderoso Amazonas. Incluso se puede probar el ayahuasca, que en quechua significa: “soga que une el mundo de los muertos y el de los vivos”. Por supuesto, además de todo lo apuntado, debemos anotar un destino más: los Andes.

LA OPINIÓN DE PACO NADAL:

“Machu Picchu es un imán para el viajero que cualquier país querría tener en su nómina de monumentos. El problema es que estos iconos tan poderosos, a veces eclipsan a otras zonas o manifestaciones culturales también muy interesantes”.

“Perú es un país al que le tengo mucho cariño porque fue el primero que visité al otro lado del charco. Fue hace muchos, muchos años. Yo era un viajero novato entonces, y lo que allí descubrí me fascinó. Descubrí una cultura milenaria. Pero descubrí también Latinoamérica, todo un mundo de sorpresas, -desde Cabo de Hornos a Río Grande- que hablaba nuestra lengua, tenía parte de nuestra cultura y con el que compartíamos tantas cosas. Aquel viaje a Perú me hizo enamorarme del continente americano que habla español”

“Siempre que recorro este país, no dejo de maravillarme con lo bien que se come aquí. Y no me refiero a la nueva y fashion cocina peruana de chefs afamados como Gastón Acurio o Virgilio Martínez. Quiero decir que en Perú se puede comer bien hasta en los garitos más humildes, ya sea una chifa, una cevichería popular o en un restaurante callejero anónimo. Y además, a un precio más que asequible”.

 
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