Marina: "Soy sordociega y creo que la discapacidad limita pero no anula"

Madrid

Todos los seres humanos aprendemos por imitación, nos confeccionamos un concepto de la vida gracias a las palabras y las imágenes y sabemos qué pasa en el mundo porque diariamente escuchamos lo que nuestro entorno quiere o tiene que contarnos. Por lo general, las personas conectamos con la realidad de forma audiovisual, pero en España hay unas 18.000 personas que lo hacen mediante su tacto, las vibraciones y la tecnología. Hablamos de aquellos que conviven con la oscuridad y el silencio, de las personas sordociegas.

Es un colectivo heterogéneo que, a pesar de sus diferencias, tiene necesidades similares. Ya sea adquirida o congénita, ya tengan o no resto auditivo o visual, esta enfermedad requiere de la ayuda de un intérprete para evitar el aislamiento y tener cierta independencia. Marina nació vidente y oyente, pero como consecuencia de una intervención quirúrgica se quedó ciega y, con el paso del tiempo, perdió también la audición.

En su caso, ella tiene un resto auditivo que le permite, gracias a la utilización de un audífono, escuchar a Ana, la intérprete que la acompaña. Ana le habla al oído y Marina se expresa de forma oral, pero en ocasiones tiene que recurrir a la lengua de signos apoyada para poder comunicarse. La circunstancia de Carlos es diferente. Él nació sordo y perdió campo visual con los años. Como consecuencia de ello dejó su trabajo y ahora es el delegado territorial de Madrid en ASOCIDE. Su forma de expresión y recepción de mensajes es mediante la lengua de signos a distancia y apoyada.

A la hora de comunicarse con las personas oyentes y videntes, tienen diversas herramientas. Una de ellas es el teclado braille, uno de los mejores avances tecnológicos en materia de comunicación para este colectivo.

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Otra posibilidad son los mensajes plastificados. Unas tarjetas que contienen información básica para que los ciudadanos les ayuden a cruzar un paso de cebra o coger un autobús. Y también utilizan la tablilla de comunicación, de gran utilidad cuando van a tomar un café o a hacer la compra. Es una plantilla que lleva incorporado, en relieve, todo el abecedario. 

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La sordoceguera es reconocida en España como discapacidad única en 2005 y, dos años después, en 2007, se reconoce la lengua de signos como lengua oficial. Lo que en la actualidad todavía no se ha conseguido es que la administración pública cubra sus necesidades comunicativas en la escuela, la sanidad o la cultura. Unas barreras que les limitan la autonomía y empeoran su calidad de vida. Al final dependen, en su mayoría, de la financiación de la ONCE y las subvenciones privadas para poder vivir dignamente.