Por higiene democrática
Reflexión sobre la posición de Esperanza Aguirre en la negociación por la gobernabilidad de Madrid
Madrid
Ciudadanos tiene un problema con Esperanza Aguirre. Fuentes de la formación de Albert Rivera le confirman a la SER que quieren que el protocolo contra la corrupción que ponen como condición para apoyar la investidura de Cifuentes en Madrid lo firme no solo Cifuentes sino la presidenta del PP madrileño.
Y la presidenta es Esperanza Aguirre, ella es quien controla el partido y confeccionó las listas, la misma que eligió para sus gobiernos o las alcaldías de la Comunidad a muchos de los imputados por las tramas Gürtel o Púnica. La misma que, tras no conseguir los votos suficientes para ser alcaldesa de Madrid, insistía en que será ella la que refunde el Partido Popular.
Para despejarse el camino de la negociación con Ciudadanos, Cifuentes consiguió ayer la dimisión de los dos últimos consejeros del gobierno de la Comunidad salpicados por la Púnica. La dimisión de esta dos personas, muy distintas y de trayectorias muy diferentes, no viene sino a confirmar que el problema tanto en la Comunidad de Madrid como en la Comunidad Valenciana no es ni siquiera político sino pre-político.
A la espera de lo que digan los jueces, y por higiene democrática, la pregunta es: ¿Se puede pactar con un partido sin renovar que tiene atravesada toda la administración de contratos sospechosos, grandes contratos y pequeños contratos, pequeñas concesiones o grandes adjudicaciones? ¿Se puede pactar si quien sigue al frente y pretende renovarlo es quien, en el mejor de los casos, no vio crecer el monstruo?
