“El miedo es lo que hace que nos levantemos por la mañana”
El periodista Pedro Simón presenta 'Peligro de derrumbe', un retrato descarnado de la crisis a través de las vidas de los protagonistas anónimos que la sufren
Barcelona
La vida de nueve personas en manos de un hombre con una corbata de tulipanes rojos que no necesita armas para comenzar la matanza. La historia de terror se repite casi diariamente en muchas empresas desde que empezó la crisis con otras tantas personas, con distintas caras y distintos apellidos, pero que se ven reflejados en el espejo del otro. Esta mañana en Hoy por hoy con Gemma Nierga el periodista Pedro Simón ha presentado ‘Peligro de derrumbe’, un novela que nos ofrece un relato crudo y descarnado del día a día de nueve personas que buscan sobrevivir a esta crisis.
Pedro Simón: 'Los padres juegan con unas cartas que a nosotros ya no nos valen'
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Los compañeros de Pedro Simón ya no quieren leer sus historias. “Pero alguien tiene que contarlo” responde casi resignado este periodista de ‘El Mundo’, Premio Ortega y Gasset de Periodismo 2015 en la categoría de Periodismo Impreso por la serie de reportajes La España del despilfarro. Las historias de Simón no son agradables, no sacarán una sonrisa, más bien revuelven por dentro. “El periodismo tiene que entretener pero también tiene que emocionar, sirve de transformación de motor social”. Ese es el mantra de este contador de historias de madrileño que ahora, quizás para obligar a sus compañeros a volver a leerle, se sumerge en el mundo de la novela con ‘Peligro de derrumbe’ pero sin alejarse de la realidad que cuenta cada día en el periódico. Quizás puede parecer un poco ‘cenizo’ lanzar una novela sobre la crisis, en plena campaña de recuperación. Pero Simón no lo ve así. “A mi hace mucha gracia esto de la recuperación. Había una señora que había encontrado empleo y me decía ‘No sé por qué estoy tan contenta si no llego a fin de mes’. Ganaba 640 euros”. La historia de esta señora, que no tiene más remedio que alegrarse de su miseria, podría ser una de las nueve que forman “una de las novelas más imporantes de la crisis” en palabras de Enric González.
La Mujer del Bolso Marrón, la Universitaria de las Gafas Verdes, La Madre de las Manos Pequeñitas, el Cuarentón de las Patillas Pobladas…y así hasta nueve vidas se entrelazan en una sala de espera, en la que, nerviosos, casi sin mirarse tientan a la suerte para que el hombre con una corbata de tulipanes rojos tenga a bien decidir que uno de ellos es la mejor opción para un trabajo que a duras penas les permitirá subsistir. A pesar de todo, a pesar de las tediosas e infructuosas búsquedas de trabajo, los protagonistas de la novela, como muchos españoles, siguen sacando fuerza para levantarse por la mañana. “Los más optimistas sostienen que el motor del mundo es el amor” explica el autor, “los más pesimistas creemos que es el miedo. El miedo es lo que hace nos levantemos por la mañana”. Miedo a no encontrar trabajo, a perderlos en otros casos. Miedo a no encontrar el amor. Miedo al futuro, sobre todo al comprobar que esta vez sí, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Simón cree que “la gran estafa” de toda esta crisis “es que los padres juegan con unas cartas que a nosotros ya no nos valen” asegura. Y muchos se preguntan cuándo se romperá la baraja: “esto es un magma que está ahí y que va a tener unas consecuencias demoledoras para el país”. Los más idealistas creerán que, como el cauce de un río, todo seguirá su curso, y que los buenos acabarán triunfando. No para Simón. “Desconfío mucho de la meritocracia” explica recordando que en su oficio, el periodismo, “hay gente increíble que no tiene trabajo y gente que debería estar en la calle está dando órdenes”. La solución, en este caso, emana con facilidad: “volver a las raíces del periodismo o ser prescindible”. Sin embargo, mientras tanto, en España, muchos tendrán que bajar el listón de la felicidad. Como dice el periodista que mejora ha retratado la crisis: “La felicidad es la ausencia del dolor. Nos ponemos el listón de la felicidad muy alto y ese día que tienes dolor te das cuenta que la felicidad era que no te doliera nada”.