Una amiga como yo

Madrid

La historia es bastante conocida. El monstruo de Frankenstein nació de la imaginación de la escritora Mary Shelley un atardecer del verano de 1816. Varios amigos ingleses, entre los que se encontraba Lord Byron, pasaban juntos unos días en una casa a orillas del lago Lehman, cerca de Ginebra. Para entretenerse se retaron entre ellos a escribir el relato más terrorífico que cada uno pudiera imaginar.

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La vencedora de la apuesta fue Mary Shelley, esposa del poeta Percy Shelley que por entonces tan sólo tenía dieciocho años entonces. Mary escribió un relato sobre un científico que conseguía crear un hombre con trozos de cadáveres. Dos años más tarde se publicó la novela “Frankenstein o el moderno Prometeo” que se convirtió en un gran éxito. Una historia que además del componente terrorífico se hacía interesantes planteamientos metafísicos: la ciencia como sustituto de Dios o los límites de debe tener ésta.

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Ya en 1823 se hizo una adaptación teatral y en los primeros años del cinematógrafo fue llevada a las pantallas por la compañía Edison. Pero no sería hasta 1931 con el estreno de “El doctor Frankestein”, dirigida por James Whale, cuando el argumento de Mary Shelley se haría enormemente popular. Desde el primer momento la Universal se planteó rodar una secuela dado el éxito que había obtenido la película, pero el director James Whale se resistió varios años hasta que no pudo decirle no a un abultado presupuesto y la promesa de total libertad creativa. En el siguiente reportaje que hemos elaborado en vídeo os contamos todo sobre “La novia de Frankenstein”.

Boris Karloff, de nuevo en la piel del monstruo, dio a su personaje la mezcla necesaria de terror, inocencia y ternura. Colin Clive repetía también en el papel del doctor Frankenstein mientras que se incorporaban nuevos actores como Ernest Thesiger haciendo de Pretorius, el científico loco que se empeña en trabajar con el doctor, y Elsa Lanchester en un doble papel: como la creación femenina del científico y también como Mary Shelley. James Whale retomó la técnica expresionista utilizada en la primera película: Contraste de luces y sombras, escenografías lúgubres, formas retorcidas… sin olvidarnos del talento del maquillador Jack Price y su celebre creación sobre el rostro de Karloff.

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Todo ello dio a la película una ambientación terrorífica. Y a diferencia de lo que hacían casi todos los directores de la época, Whale decidió tambiçen que la banda sonora jugaría un papel muy importante en el film. El elegido para llevar a cabo esa tarea fue Franz Waxman considerado uno de los pioneros de la música cinematográfica norteamericana pero que, como Max Steiner, Miklos Rozsa, Eric Korngold y otros compañeros de generación, había nacido en Europa.

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Waxman era alemán y judío y el día en que un grupo de nazis le dio una paliza en plena calle decidió que había llegado el momento de emigrar. Acababa de instalarse en Hollywood cuando fue invitado a una fiesta. En esa reunión alguien le presentó al director James Whale que se quedó asombrado cuando le dijeron su nombre. “Es usted –le dijo– he estado buscándole por todo el mundo”. Whale había escuchado la música que Waxman había compuesto en Europa para “Lilom”, una película de Fritz Lang rodada un año antes y llevaba tiempo buscando a su autor, ya que ese era exactamente el sonido que buscaba para su película. El músico aceptó el encargo y de esta forma “La novia de Frankenstein” se convirtió en su primer trabajo en el nuevo país.

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Waxman era un compositor con formación clásica y la música que compuso tenía un tratamiento romántico, en la línea de Richard Strauss o Shostakovitch, a los que consideraba sus maestros. No hay atmósferas tensas ni golpes musicales sino más bien un planteamiento tragicómico de la partitura. El músico compuso tres temas para cada uno de los protagonistas principales: el monstruo, la novia y el doctor Pretorius, leitmotivs que se mezclan ya en el tema principal que suena en los títulos de crédito.

El tema del monstruo tiene cinco notas y acompaña a la criatura en todas sus apariciones. El motivo de la novia, por su parte, tiene un toque de misterio y cierta sensualidad al mismo tiempo, mientras que el de Pretorius, personaje siniestro y embaucador, tiene un cierto tono burlón. La banda sonora de “La novia de Frankenstein” causó auténtica sensación y su música sería reutilizada en otras muchas películas de terror de la época. Con ella Waxman asentó el estilo de partituras del género, estilo que en años siguientes continuaría perfilando en otras películas de terror como “Muñecos infernales” o “El rayo invisible”. Algunos temas de “La novia de Frankenstein” se han convertido en auténticos clásicos, como la “Danza macabra” que aún hoy en día se sigue utilizando para montajes de terror.

Franz Waxman fue nombrado jefe del departamento musical de la Universal aunque dos años después firmaría un contrato con la Metro, lo que le permitiría huir del encasillamiento y abordar otro tipo de géneros: Comedias como “Historias de Filadelfia”, películas de aventuras como “Capitanes intrépidos”, bélicas como “Objetivo Birmania” y varios títulos para Alfred Hitchcock como “Sospecha”, “Rebeca” o “La ventana indiscreta”. En total Franz Wasman trabajó en 144 bandas sonoras a lo largo de su vida consiguiendo 12 nominaciones al Oscar y ganándolo en dos ocasiones. De hecho es el único compositor de la historia del cine que ha ganado la estatuilla dos veces de forma consecutiva; por “El crepúsculo de los dioses” en 1950 y “Un lugar en el sol” en 1951.

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