El peligro de Le Pen

Madrid

En casa, en el pueblo, en la ciudad de origen, de viaje, en la playa o en la montaña, ojalá que estos días sirvan para bajar un poco la presión que todos soportamos y sirvan sobre todo para el reencuentro, la conversación y el contacto con los otros.

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El otro, los otros, el diferente, esos otros, sean emigrantes o gays, contra los que alecciona la ultra derecha de Marine Le Pen, que por fortuna acaba de verse frenada en las urnas en Francia.

Pocos fenómenos hay tan peligrosos en la Europa de hoy como el ascenso en un país como Francia, de un partido que pide la vuelta de la pena de muerte, la desaparición del euro, o que se despoje de asistencia de cualquier tipo a los inmigrantes. El periodista Rafael Jorba recordaba estos días que pese a que Marine Le Pen pretende vender una cara más amable, el Frente Nacional presentaba, en las elecciones de ayer a un candidato que llama en Facebook “Enorme marica” al editor Pierre Bergé o a otro candidato que define con la expresión “fóllate a tu madre” a un animal “que procede del Magreb. Allí, en el Magreb -dice el candidato del FN- se muere de hambre porque es demasiado holgazán. Aquí, en Francia, bien alimentado y alojado gratuitamente sin trabajar, se reproduce rápidamente”

Estos individuos fueron la primera fuerza francesa en las europeas, acaban de conseguir el 26% de los votos ayer, pero no logran gobernar ningún Departamento. El triunfo de Sarkozy, pese a la debacle socialista, le ha puesto un dique a los herederos de lo peor de la historia reciente de Europa. Están fuertes en Francia, presentes en Grecia, Austria o el Reino Unido. Estaban ya antes de la crisis, pero la pésima gestión europea de esta crisis que agita irresponsablemente los fantasmas de unos contra otros los ha hecho crecer.