Un dedazo por allí y una suculenta caja B por allá

Madrid

Esto del PP es bien divertido, casi tanto como un parque temático donde se encuentra de todo. Contemplar y escuchar las cosas que hacen y dicen en ese partido es un jolgorio permanente, una parranda continua, una juerga sin fin. Se estrellan en Andalucía de manera clamorosa, y sale a dar la cara uno de cerca de allí, Carlos Floriano, porque la secretaria general estaba ocupada con sus cosas. Pero como en toda fiesta que se precie, siempre hay un o una protagonista que da sabor a la verbena. Suele ser el amigo o la amiga que tiene la cara más dura de la cuadrilla. Y como ustedes saben, nadie gana a Esperanza Aguirre en desahogo y procacidad. Sólo así se puede entender que la candidata a alcaldesa tenga el cuajo de decir en público que “Moreno no supo superar su estigma de haber sido designado a dedo”. ¿Cómo ha dicho?, se preguntarán ustedes. Pues sí, ella que ha sido nombrada por el mismo dedazo de Rajoy, se permite afearle el método a otro. Lo suyo no es desparpajo, es desvergüenza.

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Y a todo esto, el juez Ruz confirma que el PP ha tenido durante 18 años, que se dice pronto, una caja B que “de forma sistemática habría incumplido los límites, requisitos y condiciones establecidos en la ley”.

¿Y aún quieren que alguien les vote?