¿Es posible confiar en las propuestas de algunos políticos?

Madrid

Hay que ver lo poquito que falta para saber los resultados de las elecciones andaluzas, esos datos que todos los partidos esperan con el ánimo encogido y aguantando la respiración. Tampoco ocurrirá nada, ya verán, porque la lectura de las cifras seguirá aquella famosa teoría de la cuarteta de Ramón de Campoamor y Campoosorio, de que todo depende del color del cristal con que se analiza. En estas vísperas estamos cuando el candidato del PP a presidir aquella comunidad, de nombre Juan Manuel Moreno, volvió a sentirse torero y renovó la promesa de crear “medio millón de puestos de trabajo hasta finales de 2016”. Y eso él solo, que si se suman los que creará Rajoy, también en Andalucía, habrá que trasvasar gallegos o aragoneses hasta el sur para ocupar tanto nuevo puesto de trabajo. Moreno, además, nos informó a todos de que conoce la receta para lograr esa gesta: “Hay que bajar impuestos para dinamizar la economía”. ¿Creerán el candidato del PP y sus asesores que han encontrado la fórmula mágica que nadie había probado en el mundo mundial?

Pero desgraciadamente chocamos contra un gigantesco problema de credibilidad, porque si los andaluces pensaran que el político que ha hecho esa ilusionante propuesta tuviera alguna posibilidad o intención de cumplirla, ¿cómo no iban a darle el triunfo en las elecciones?

Pues ya verán los resultados del domingo.