A vueltas con las reformas griegas

Madrid

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, siempre ha defendido que las negociaciones con su país deben realizarse al más alto nivel político, así que la minicumbre llevada a cabo anoche en Bruselas entre el propio Tsipras, la canciller alemana Merkel, el presidente francés, Hollande, y los cuatro presidentes, del Banco Central Europeo, la Comisión, el Consejo y el Eurogrupo, por muy dura que haya sido, debe haberle proporcionado alguna satisfacción.

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En la reunión hubo una ausencia llamativa, que no se comprende y que debería ser explicada, la de presidente del Parlamento Europeo, que no fue invitado. En cualquier caso, la minicumbre ha dejado perfectamente claro que a la hora de llegar a acuerdos, lo único que de verdad importa, se pongan como se pongan los demás, es que Paris y Berlín apoyen el plan. La discusión se plantea, como siempre, en torno a las reformas que debe hacer el gobierno de Atenas, pero la verdad es que esa palabra, reformas, es muy ambigua. De hecho, muchos economistas admiten que no tienen idea de qué significa exactamente. Y la verdad que no se comprende por qué Europa tiene que enfadarse con el gobierno griego por haber aprobado esta misma semana una ley contra la pobreza extrema que supone proporcionar cheques comida a los más desposeídos o garantizarles un mínimo de calefacción. ¿Qué tienen de insoportables esas medidas para el resto de los europeos?,¿en qué atentan contra las famosas y poco claras reformas? ¿No será simplemente que no han pedido permiso?