“El dolor ajeno dura muy poco”

Madrid

"En el minutado de un telediario entran por igual las muertes de Siria que un gol de Cristiano Ronaldo. El dolor ajeno dura muy poco". Las reflexiones que el periodista cultural Carlos del Amor realiza sobre el mundo que le rodea poco tienen que ver con las tramas que, en la ficción, presentan sus personajes. Su primera novela, El año sin verano, amalgama los relatos de una comunidad de vecinos cuyas vidas se cruzan una y otra vez. Quien las hilvana es un protagonista sin nombre, que guarda mucho en común con el autor del libro, y que no puede dejar de interesarse por las vidas de los otros.

Esos rellanos, a los que ya recurrieron Buero Vallejo en su Historia de una escalera y protagonizan La comunidad de Álex de la Iglesia, son los mismos en los que la voz de los Goya ha encontrado su segundo ejercicio literario, dos años después de presentar un libro de cuentos. "Coincidimos en el ascensor con alguien y no hablamos, miramos el móvil. A veces, no nos sabemos ni su nombre. Suena nuestro timbre y nos falta llamar a la policía", lamenta, aunque entre risas, este habitante del madrileño distrito de Salamanca, un escenario también muy presente en la novela.

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"En el periodismo, aunque haga cultura, estoy sujeto a la veracidad. De repente, me dieron la oportunidad de inventármelo todo. Es un camino que se disfruta mucho", anota el murciano. Sin embargo, los retazos de realidad que derrochan sus páginas alcanzan la desnudez. Como él, su protagonista pendula entre el duelo por haber perdido a su padre y el júbilo por el nacimiento de su hijo, así como mil detalles de la vida del periodista unen al autor y al personaje. También, la música de Los Planetas.

Alguna vecina, de hecho, le agradece verse reconocida en el libro. En otros casos, este cronista de 40 años se lleva las manos a la cabeza al pensar en que alguno de los retratados pueda ofenderse. Es el precio de las obras corales, que son las preferidas de quien, este año, también locutó la gala de los Oscar: "Si pudiera elegir quién llevara esta obra al cine por mí, pediría que fuera Richard Linklater, en cuyas películas nunca pasa nada y siempre pasa de todo. Boyhood pasará a la Historia". No en vano, en sus inicios, este autor no dejaba de colar cortes de largometrajes en sus crónicas deportivas. En una ocasión, hasta siete.