Lotería y cárcel: la suerte viene y la suerte se va

Madrid

Sabemos que el mundo no es justo, así en general, y que la probabilidad de ganar el Gordo de Navidad es una entre 16 millones y medio. Pero hay gentes dotadas de un sexto sentido, que mientras piensan en grandes proyectos urbanísticos y en cómo hacerse amigo del político que toque, sueñan con determinados números que a la mañana siguiente los convierten en décimos de lotería. Y ganan. Pero miles o millones de euros y no una vez, sino varias, que ahí está el mérito. Ayer nos enteramos de que al constructor David Marjaliza Villaseñor, supuesto cabecilla de la operación Púnica de corrupción y amigo del dirigente del PP Francisco Granados, le tocaron entre diciembre de 2002 y marzo de 2004 hasta ocho premios de lotería. En total 257.412 euros entre la Lotería Nacional y la ONCE. Dos más, hasta diez, logró ganar el también dirigente popular Carlos Fabra Carreras, ex presidente de la Diputación de Castellón. Más premios y más dinero, que las ganancias llegaron a los 2,2 millones de euros. Un dinero.

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El mundo no solo no es justo, como decíamos al principio, es que es una porquería, como lo reconoce el tango. Seguramente es lo que dirán desde su celda tanto Marjaliza como Fabra, antes tocados con profusión por la diosa Fortuna que ahora, tan caprichosa como es, les ha dejado cruelmente abandonados.