A perro flaco...

Madrid

Elijan del refranero lo que más les cuadre. No hay consuelo en casa del pobre, o al perro flaco todo son pulgas. O quizás habría que decir, a Pedro flaco. Porque los socialistas del PSOE terminan una semana redonda por primera vez en mucho tiempo, con el ruido interno amortiguado, con su secretario general reforzado, un candidato integrador en Madrid y una campaña sin grandes ruidos en Andalucía. Y van Zapatero y Moratinos y se reúnen con Raúl Castro sin que al Gobierno le conste esa entrevista.

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Y el Gobierno los acusa de deslealtad institucional y Moratinos argumenta que la reunión con el líder cubano se improvisó y terminó muy tarde por el cambio horario y que por eso no informaron inmediatamente después. Sorprende en Zapatero esta metedura de pata protocolaria -no avisar al gobierno de un encuentro de este nivel, encuentro que el ministro Margallo no ha conseguido hasta ahora- y sorprende en Zapatero porque ha hecho del silencio y el respeto institucional tras dejar la Moncloa una de sus virtudes, en contraste con Aznar por ejemplo. La metedura de pata le pone focos a un viaje que los protagonistas tienen que explicar todavía en detalle