Era peripatético, Sr Rajoy

Madrid

Si uno tuviera que decir patético, ese adjetivo que anoche sonó en el hemiciclo como el calificativo más oscuro de la tarde, tendría que pensar diez veces en otras palabras. Podría haber pensado el presidente del Gobierno, por ejemplo, en peripatético. Sí, hubiera sido inteligente e incluso fino llamar peripatético a su oponente, pues no otra cosa es un político sino un ser peripatético, que va por sitios a decirle a la gente lo que él piensa hacer. Pero lo llamó patético, y ese adjetivo lo va a perseguir a él mucho tiempo por no haber pensado antes que para decir patético uno se tiene que mirar ante en el propio espejo.

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