Se metió en la boca del lobo
Reflexión sobre el paso dado por Ángel Gabilondo para encabezar la candidatura del PSOE en la Comunidad de Madrid
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La firma de Iñaki Gabilondo: 'Se metió en la boca del lobo'
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Madrid
Finalmente, Ángel Gabilondo se metió en la boca del lobo y sigue sin ser fácil de entender. Porque la aventura es durísima, el sufrimiento seguro y el final es incierto. Puede acabar mal y él lo sabe. Por eso me sorprendía que algunos le trataran como un aprovechado que se saltaba los conductos reglamentarios. ¿Aprovechado? ¿Quién querría colarse para llegar el primero al frente? Porque no se le ha ofrecido un cargo o unas prebendas, sino un puesto en primera línea de fuego con posibilidades ciertas de salir mal parado.
Entonces es que yo estaba analizando mal, porque estaba utilizando parámetros al uso, y debía utilizar parámetros en desuso. Porque su implicación no procede de los cálculos de la inteligencia, sino de la lealtad y de las convicciones. Lealtad sin carnet a un partido del que muchos, incluso con carnet, reniegan. Y convicciones por las que merece la pena complicarse una vida que tenía perfectamente estabilizada fuera de la política.
Haber metido la cabeza en la boca del lobo tal vez no haya sido inteligente -el tiempo lo dirá- pero ha sido valiente. Y el valor cívico merece respeto y suerte.