Las extrañas afirmaciones de Juncker

Madrid

Jean Claude Juncker dijo el otro día que la Comisión Europea, que él preside, lleva muchas horas hablando sobre la situación griega, dando a entender que el único órgano verdaderamente comunitario de la Unión Europea no puede permanecer ajeno a la negociación que se lleva a cabo en el Eurogrupo, es decir entre los ministros de Finanzas, pero de la que puede depender el futuro y hasta el sentido de la propia Unión.

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Lo más extraño es que Juncker puntualizó que esos debates se estaban produciendo por primera vez en el seno de la Comisión, porque con anterioridad no se decía ni palabra del asunto y se admitían sin más los papeles que entregaban los técnicos de la troika (incluidos los de Bruselas), como si el asunto no tuviera nada que ver con el papel político de la Comisión ni con su órgano de dirección. Es un reproche importante, al que deberían responder el anterior presidente, José Manuel Durao Barroso, y sus principales comisarios, incluido el español Joaquín Almunia. ¿Es cierto, como asegura Juncker, que los comisarios no hablaron del rescate griego? Y si es así, ¿por qué renunciaron a ello? ¿Pensaban que bastaban sus contables y que el órgano colegiado que tiene encomendada la defensa de los Tratados y del espíritu comunitario que inspiró la Unión no tenía nada que decir? ¿Tan poco valor se concedían a sí mismos, tan cómodos estaban en sus sillones que no tuvieron ni ganas de hablar del asunto? Verdaderamente, qué despilfarro de tiempo y carácter.