A base de dogma
Juan Cruz habla de la censura a la obra de Octavio Paz.
Se sabe lo que hacía la censura franquista con los libros: entraba en ellos como elefante en cacharrería y aplicaba criterios del dogma, que era también el dogma religioso, para limpiarlos y dejarlos como una patena. Así limpiaron a Vargas Llosa, a Juan Marsé, a Miguel Delibes, a Carmen Laforet; ahora se ha sabido que limpiaron también a Octavio Paz, el gran poeta mexicano. Entraron en sus versos con la palabra dogma, que era su preferida, y pusieron de rodillas su poesía. Qué barbaridad. Pero no se alegren: la censura sigue, están en las mentes, y el dogma es el que preside la conversación nacional.