Conspiración
Cada viernes la escritora Almudena Grandes nos obliga a pensar. Viernes, 13 de febrero
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La columna de Almudena Grandes: 'Conspiración'
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Madrid
Nunca he sido proclive a las teorías de la conspiración, pero durante muchos años he sospechado que a la izquierda en general, y al PSOE en particular, no le interesaba gobernar en Madrid. La perseverancia en el error, la terquedad con la que se elegía, uno tras otro, al peor candidato posible, el descarte sistemático de los nombres mejor valorados, fueron articulando una tormenta demasiado perfecta para ser fruto del azar. Si el PSOE renunció a Madrid para convertirse en la primera fuerza progresista de la España periférica, la estrategia resultó. Los socialistas gobernaron en Cataluña y en Euskadi abandonando la capital a su suerte, y arrastraron en su abulia a Izquierda Unida.
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JAVIER JIMÉNEZ BAS
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JAVIER JIMÉNEZ BAS
Durante décadas, los aparatos madrileños de ambos partidos, herméticos, opacos e ineptos, se han dedicado a contar las habas que ellos mismos se comían. Lo importante no era gobernar, sino conservar el despachito. Durante décadas, la dirección del PSOE, y la de IU, han tolerado esta situación porque les convenía desmarcarse del centralismo, de las rubias teñidas y la milla de oro, para ganar votos en otras comunidades, a costa de ignorar a la sociedad civil más progresista y peleona de España, que es, precisamente, la madrileña. ¿Qué ha pasado ahora? En el seno de esa misma sociedad civil desamparada por la izquierda tradicional, se fundó, precisamente en Madrid, un partido llamado Podemos. Me pregunto si la alteración del mapa electoral provocado por su ascenso, y el del soberanismo catalán, no habrá pesado más que el tranvía de Parla en la destitución de Tomás Gómez.