¿Libres del Nazismo?

Madrid

El 70 aniversario de la liberación del campo de Auschwitz, paradigma de la ferocidad nazi, coincide con la irrupción de Amanecer Dorado como tercera fuerza política de Grecia, con la decimotercera marcha multitudinaria del islamófobo Pegida en Dresde, con una decena de partidos ultraderechistas ocupando escaños en el Parlamento europeo, con lobos solitarios apaleando homosexuales o mendigos en las calles de civilizadas ciudades europeas.

A algunas de estas formaciones las etiquetamos como neonazis, porque enarbolan sus símbolos y defienden las mismas ideas que sustentaron la locura de Hitler: la pureza y superioridad de los nacionales y la xenofobia contra inmigrantes a los que consideran ocupantes y mera escoria. No predican su exterminio y por eso nos parece un nazismo ligth este neonazismo. Pero quizás sea un prenazismo, porque Hitler no llegó al poder defendiendo el Holocausto ni lo dejó escrito en su Mein Kampf, en donde sólo se preguntaba si los judíos eran alemanes. Quince años después decidió gasearlos. Como la historia es circular, conviene no olvidarlo ni despreciar las señales porque, aunque crecientes, sean aún minoritarias.

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