¿Un resbalón o un síntoma?

Madrid

En la última edición de Masterchef Junior un concursante de 12 años, cuando les mandaron recoger la cocina, dijo a sus compañeras: “las chicas ya sabéis limpiar genéticamente”. Pudo ser un resbalón, porque no siempre sabemos medir las palabras. Pero también síntoma de un sexismo que pervive en pleno siglo XXI. Un reciente informe entre adolescentes andaluces, extrapolable a cualquier región, detectó que uno de cada cuatro cree que el lugar de la mujer está en su casa y que no es propio de los hombres hacerse cargo de las tareas del hogar.

Y si lo dicen es porque lo han aprendido, porque tampoco hay constancia de que el machismo tenga raíces genéticas. La publicidad, los medios, la moda, el cine o los juguetes siguen transmitiendo estereotipos sexistas; las actitudes de algunos padres y madres en el reparto de tareas en el hogar consolidan esos modelos y la desaparición de materias como Educación para la ciudadanía tampoco ayuda. El machismo y la igualdad no caen del cielo, se aprenden. Y tenemos suficientes señales como para decidir definitivamente qué queremos enseñar a nuestros hijos para evitar males futuros.