Basta de coartadas

Madrid

El diario 'El País' pública este fin de semana un especial sobre mujeres. Ayer tuvimos oportunidad de hablar aquí en 'La Ventana' con su responsable, con la periodista Maite Rico; son 200 páginas con un mosaico de historias, de opiniones, de testimonios, de análisis... que permiten perfilar un retrato bastante preciso sobre la situación de la mujer en todo el mundo. Y resulta que todo empieza –y todo acaba- con un mismo concepto: que es la desigualdad.

Esa discriminación secular que sufren las mujeres en todos los ámbitos, en todos, y que tiene su manifestación más dramática y más aberrante en la violencia. He vuelto a acordarme de este especial de 'El País' y vuelvo a recomendarlo –porque resulta muy oportuno- a propósito de la tragedia de Asturias, del hombre que mató ayer a sus hijas y después se suicidó...pues para hacerle daño a su ex mujer que por cierto, le había denunciado y había pedido protección pero sin éxito.

Los detalles del caso son tan terribles, el ensañamiento que empleó con las niñas y su propia manera de suicidarse, son tan terribles que sugieren una absoluta pérdida de control, algo que los siquiatras llaman suicido ampliado. Pero lo que subyace, más allá de este caso concreto, y lo que interesa destacar....es una vez más el trasfondo, el origen de esa desigualdad de la que –seamos francos- los hombres nos beneficiamos. Y estamos ya en un punto donde hay que dejarse de medias tintas y atender a reflexiones como las que plantea Miguel Lorente, el que fuera primer delegado del gobierno contra la violencia de género, en el Huffington Post. Machismo –dice- somos todos... si no hacemos algo para dejar de serlo. No hay neutralidad –asegura Lorente-, o se hace algo para alcanzar la igualdad y erradicar la violencia –cada uno en nuestro ámbito- o estaremos colaborando a que ambas lacras continúen. ¿Les parece radical? Pues sí, a mí también, pero es lo que toca.

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