Losing my religion
Conocemos la ciudad de Kochi, donde el Atlético de Calcula se enfrenta al Kerala Blasters


Calcuta
Buenos días desde Kochi, que es en dónde me encuentro hoy. Jugamos en esta ciudad contra Kerala Blasters FC y esto es todo lo que os voy a contar sobre el fútbol.
Elijo el título de mi canción favorita para encabezar estas líneas porque está muy relacionado. No la estoy perdiendo ahora, ya viene de lejos.
Tampoco os voy a decir las razones ni lo que pasa en por mi cabeza sobre ese aspecto, pero sí os contaré lo que hicimos hace unos días y que me reafirma -no hacía falta- en mis creencias, en mi manera de pensar sobre las religiones.
Tampoco os escribiré más sobre ello, solamente os relataré mi día -nuestro día- en otra inolvidable salida por la ciudad de Calcuta.


Montamos en el coche en dirección a la sede de las Misioneras de la Caridad, que es la antigua casa de la Madre Teresa de Calcuta, pero el chófer - sta vez más espabilado que el de la vez anterior- nos dice que está cerrado, así que desviamos la ruta hacia la que iba a ser nuestra segunda parada, un templo en honor a la Diosa Kali. De camino, parados en un semáforo y absortos en la imagen de una pareja con un bebé en brazos intentando que un taxi les llevara - pararon a tres que iban vacíos pero ninguno les dejaba entrar -, vimos un templo sij, que se llaman gurdwaras.
No estaba en el plan, pero sería interesante. Personalmente no me gusta llevar las cosas programadas y era algo que nos atraía.


La persona que estaba en la puerta, nos pidió que nos descalzáramos allí en la calle y nos laváramos las manos para poder entrar. Miré el suelo, estaba limpio alrededor de la entrada y la fuente parecía también limpia.
Dejamos a su cuidado nuestros zapatos y entramos. La imagen del hombre me llamó mucho la atención. Luego, leyendo sobre el sijismo, entendí algo que me chocó mucho, su barba. Era como el pelo de la cabeza, larguísimo pero perfectamente moldeado. Una de las características propias suyas, es que tienen que llevar el pelo sin cortar. Llamaba mucho la atención. Llevaba un turbante, un brazalete de metal e imagino que la típica daga, antes un sable, característico. Nos colocó un pañuelo en la cabeza y ascendimos por las escaleras.
En el primer piso nos encontramos una especie de sarcófago que prefiero no describirlo por si alguien se ofende. Podéis sacar vuestras conclusiones en la foto.
En el segundo piso se encontraban dos personas detrás de una especie de altar, con su libro sagrado abierto y orando en alto algo que no sabíamos si era un mantra o si leían un pasaje del libro. Obviamente, no le entendíamos. Imaginamos que uno era el Gurú espiritual -si ese es el término correcto-. También estaba allí su habitación. Una cama con cuatro columnas en el centro de una habitación redonda. No entiendo bien el motivo de "puertas abiertas", pero curioseamos.
Había solamente cuatro o cinco personas en el templo, todos muy amables. Amables de verdad, no interesados. También me quedé con algo que me gusto en la lectura posterior que hice sobre esta religión, y es que una de sus creencias, es que las diferentes religiones deben de servir para unir a la gente, no para separarlas, y que precisamente esta, se desarrolló debido al conflicto entre el hinduismo y el islamismo.
Volvimos a la calle; nos devolvieron nuestro calzado y nosotros devolvimos los pañuelos. La pareja con el bebé por fin entraba en un taxi en ese momento y creímos, que podría ser un problema de castas, muy de moda el término en España últimamente pero presente siempre aquí en India. La cara del chico, cada vez que paraba un taxi, parecía suplicar sin decir una sola palabra. Sentí pena.
De camino al coche, @JofreM11 y @Jimmyfloid, unos valientes, se atrevieron a catar un té por la calle hecho en unas ollas asquerosas, sucias, etc., y servidos en unos cuenquitos de barro que estaban allí tirados sobre una piedra, al alcance de cualquiera. ¡Si Chicote viera eso!


"Kali Temple, please". Otra vez metidos en calles acongojantes. El chófer baja y le dice a un indio que andaba por allí que nos lleve al templo.
Atravesamos el mercado de los alrededores ( autofoto ) y nos adentramos en el recinto. Pasando por un arco de seguridad que pitaba y nadie te paraba -el del rifle estaba pendiente a otras cosas- entramos en un mercado dentro del templo. Puestos de flores, imagino que para hacer las ofrendas y carnicerías. También había que descalzarse para entrar en el templo. En esta ocasión el patio estaba asqueroso, había que caminar varios metros y meterse entre un montón de gente apretujada para acceder. "Yo me quedo fuera. Aquí os espero sin problema", dije. "Que pijolis eres, ¿no?", me dijo Basilio (@SanchoAgudo ). Él tampoco entró... Los dos, con Jimmy y Arnal (@ArnalLlibert ) esperamos a Jofre y al señor Mateu.
En la carnicería, que seguro que antes os quedasteis con ganas de que la describiera, estaban las pieles de las cabra sacrificadas tiradas en el suelo, rodeadas de moscas y perros esperando a que las carniceras les tiraran algo. Las cabezas de las cabras a las que pertenecían las pieles, al lado, con los ojos abiertos. El agua con el que los dos intrépidos que se atrevieron a adentrarse se lavaron las manos, más sucia que la del cubo de una fregona después de fregar un colegio. Sí, el templo se veía bonito desde afuera, y más cuando arrastraron delante nuestra las pieles y dejaron un reguero por todo el patio. Mirad a este chico al lado de Basilio. Pijolis me llamaba el de Villaverde.


Cuando los aventureros máximos salieron del templo, fuimos al lugar donde sacrificaban a los animales. La gente hacía cola para entrar, poner la cabeza entre las dos columnas al igual que las cabras y rezar allí. Luego vimos una cabra a la que estaban purificando antes del sacrificio. Nos fuimos.
Después de comer nos acercamos al último destino del día, la casa de la Madre Teresa. Un edificio en medio de la ciudad, antiguo, con su tumba en una sala, un pequeño museo lleno de fotos, recortes y ¡su silla de ruedas! una pequeña capilla donde rezan las hermanas y el visitante y también su cuarto. Un pequeño catre con una mesa y unos banquitos. Algo muy modesto, acorde con lo que esperaba. Una visita recomendada más por lo que representa que por lo que allí se vive.
Quizá esta entrada se ha hecho más larga que otras, pero quería contaros ciertas cosas muy peculiares y además, de eso trata este diario, o es al menos lo que intento.