Culpables

Madrid

A quien más y a quien menos le ha pasado alguna vez. Una noche, tu pareja avisa a deshora de que no encuentra las llaves y se va a quedar a dormir en casa de un amigo. Luego, empieza a llegar un par de horas más tarde de lo habitual. Después surgen los viajes de trabajo en fin de semana y, enseguida, lo de bajarse a la calle cada vez que suena el teléfono. En ese momento caben dos opciones. La de la valentía, que es también la de la dignidad, y la de la cobardía, que es la de la estupidez. Dentro de casa se está tan a gusto, y fuera hace tanto frío, que lo más fácil es echarle la culpa al otro, por haber seducido a quien ya no nos amaba, no nos deseaba y no quería vivir con nosotros.

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Las últimas encuestas han reproducido en el mapa político español el patrón que impera en los dormitorios. Los partidos tradicionales han cargado sobre Podemos las culpas del desamor que ellos mismos han inspirado en sus votantes. Primero fue el populismo, luego la antipolítica, ahora el catastrofismo, el leninismo, el comunismo, la dictadura. Cualquier día de éstos, Podemos habrá sido el culpable de la guerra civil. Mientras tanto, eso sí, Matas ha obtenido el tercer grado y el PSOE sólo se ha acordado de pedir la dimisión de Mato después de que la operación Púnica le salpicara. Pero la culpa, siempre, es de los otros, porque dentro de casa se está tan a gusto, y fuera hace tanto frío... La opción de la cobardía siempre es estúpida. En este caso, además, es extremadamente injusta. Lo seguirá siendo hasta que los votantes pongan a cada cual en su sitio.