10.000 Km. Amor de lejos, amor de pendejos

10.000 Km. Con o sin Skype, el amor se somete a leyes eternas como ilustra este despiadado refrán venezolano. 10000 kilómetros es la brillante ópera prima del director catalán Carlos Marques-Marcet, que ha traslado a la pantalla su experiencia cuando pasó un tiempo en Los Ángeles y se encontró llevando una doble vida, intentando mantener una relación sentimental en España mientras se adaptaba a su nueva situación americana. Hay muchos aciertos en 10000 kilómetros rodada íntegramente en dos pisos de Barcelona, aunque uno de ellos pase por un apartamento en LA. Gran idea, magnifico reparto y brillante ejecución. Los protagonistas - Natalia Tena, la Osha de Juego de Tronos y el actor de teatro David Verdaguer- parecen seres de diferentes planetas, y quizá por ello consiguen una química disparatada y milagrosa. El guion se mueve con continuas y bruscas oscilaciones emocionales, nada forzadas, y retrata con impresionante sequedad el deterioro del amor. La puesta en escena de 10000 kilómetros es también arriesgada, incluso pretenciosa –como ese plano secuencia inicial de 23 minutos- que consigue crear un envolvente ambiente de amor perfecto que se ve truncado por la sucesión de conversaciones vía Skype que componen el resto de la historia. El cine es espejo de su tiempo, pero raras veces consigue reflejar de una forma tan limpia y transparente el espíritu de una generación. Una generación de jóvenes que descubren la traición de las redes sociales y que se enfrentan a los mismos fantasmas que acecharon a sus abuelos: amor, decisiones y desamor. En suma, la vida siempre duele. Pero el talento del director de 10000 kilómetros ha sido congelar la imagen social mientras está sucediendo. Se agradece la ironía, la mala baba y la ausencia de didactismo. 10000 kilómetros fue la triunfadora absoluta del pasado Festival de Málaga: Biznaga de Oro, premio a mejor director, guion joven, mejor actriz y premio de la crítica. Todos merecidos.   María Guerra