La mirada de Soledad: "Pésima salud cívica"

Algo funciona mal en el sistema político español cuando no es posible forzar la retirada de cargos electos que han sido condenados por vulneración de la legalidad y por adoptar a sabiendas resoluciones injustas o arbitrarias. Lo lógico sería que bastara con una sentencia condenatoria de la Audiencia para que un alcalde, un concejal o un parlamentario no perdiera ni un minuto en presentar su dimisión. Es lo que sucede en la inmensa mayoría de los países democráticos, con tradición de respeto al Derecho y a la Ley.

En España, desgraciadamente, los grandes partidos renunciaron hace mucho a hacer pedagogía política y han mantenido actitudes tolerantes, sin someter al más completo ostracismo a quienes se negaban a presentar inmediatamente la renuncia, y hacerlo desde el primer momento. Lo peor de todo es que los votantes que llevaron a ese alcalde, a ese concejal o a ese parlamentario a ocupar ese puesto, no se sienten responsables de lo que ocurre e incluso vuelven a votar a quienes ya están procesados e incluso condenados. El caso del alcalde un pueblo de Valladolid, Arroyo de la Encomienda, que se niega a dimitir aun después de haber sido condenado por varios delitos, es solo uno de esos ejemplos del pésimo nivel que tiene la ciudadanía en muchos lugares de España. Un ejemplo más de lo que es capaz de hacer el urbanismo corruptor en nuestra salud cívica. Y mientras que no exista un acuerdo efectivo de excluir y aislar a esas personas de toda actividad pública y para siempre no habremos solucionado nada.