¿Queremos desenterrar a los muertos?

75 años después de finalizada, buena parte de la memoria de la guerra civil, sus muertos, sigue sin desenterrar. De las 2400 fosas comunes identificadas apenas se han abierto 400. En las restantes quedan entre 80.000 y 100.000 ciudadanos enterrados como perros. Nos han llamado la atención por la desidia el Consejo de Europa, Amnistía Internacional, y los Comités de Derechos Humanos y de Desapariciones Forzosas de la ONU. Ocupamos el indecente segundo puesto mundial en el ranking de países con mayor número de desaparecidos sin localizar, por detrás de Camboya.

Y la voluntad no se percibe. En 2012 el gobierno redujo las ayudas para exhumación de fosas de seis a dos millones y medio. En 2013 y 2014 la partida no tiene ni un solo euro. Son víctimas de segunda en un país que se llena la boca hablando de víctimas. Y después hay que oír a Rafael Hernando injuriando a los familiares por acordarse de sus padres sólo por la subvención, o a Rouco advirtiendo de los riesgos de una nueva guerra civil. De momento ocupémonos de cerrar la anterior honrando a los muertos.