El editorial de Pepa Bueno: "Con la boca abierta"

Hay miles de españoles todavía con sus ahorros, sus pequeños ahorros, atrapados en las preferentes, ese producto financiero que algunos bancos y cajas vendieron sin explicar o mal explicando a ciudadanos que creían contratar un plazo fijo sin más. Y es ahora, tres años después, cuando un juez ha citado como imputado al presidente de Caja Madrid, a Miguel Blesa, para esclarecer si vendieron este producto para conseguir liquidez cuando la caja empezó a tambalearse. Con él irán a declarar otros 14 consejeros.

Pero de momento la única cabeza que se ha cobrado la investigación sobre la gestión de Blesa al frente de Cajamadrid, tras dejarla con una agujero de 24.000 millones de euros, es la del juez que lo mandó a prisión preventiva, Elpidio José Silva, suspendido ayer por el CGPJ.

Hay también miles de españoles todavía con la boca abierta ante la sucesión de Rolex, cajas de puros, viajes a Kenia a Nueva York, estancias en hoteles de a 300 euros la noche la noche, regalos de cumpleaños de dos mil euros, con los que la trama Gürtel obsequió a destacadas personalidades del PP y su entorno. Regalos que hemos hecho entre todos, si se confirma la tesis de la investigación de que se hacían a cambio de la adjudicación de obras, servicios o campañas electorales financiadas con dinero público.

Pero de momento, y cinco años después de su estallido, la única condena por el caso Gürtel ha sido para un juez, Baltasar Garzón, el juez que inició la investigación, expulsado de la carrera judicial.

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No entramos ahora en las razones que han tenido los jueces para cargar contra sus compañeros jueces Silva y Garzón, entramos en la foto demoledora de cómo los poderosos encausados consiguen activar en su beneficio con enorme rapidez las garantías que les ofrece nuestro sistema de justicia tan lento, tan desesperantemente lento para el resto de la Humanidad.