El Atlético borra al Valencia del mapa y demuestra que tiene madera de líder

Los rojiblancos se quedan a un gol de ser líderes de la Liga BBVA en un encuentro al que les costó conectarse. Atlético y Valencia lucharon en la primera mitad por no descomponerse pero en la segunda el conjunto de Simeone dio un puñetazo sobre la mesa que se materializó en dos goles de Costa y uno de Raúl García. La Liga tiene pinta de ser cosa de tres pese al 'partido a partido' del Cholo.

El Atlético necesitaba ganar al Valencia por una diferencia de cuatro goles para destronar al Barcelona del primer puesto de la Liga, pero desde el inicio del encuentro quedó claro que el equipo de Simeone nunca piensa en lo que está fuera del campo.

El equipo rojiblanco se dedicó a mantener una solidez que parte del corazón del centro del campo con Gabi y con Thiago en el eje. Y nunca se volvió loco para encontrar a sus referencias ofensivas. Algo parecido hizo el Valencia, aunque en el arranque sí pareció querer un poco más la pelota.

Por ese motivo, el encuentro transcurrió en su primera mitad en los terrenos en los que el peligro no está presente. Las áreas apenas se pisaron. Quizá porque el Atlético prefirió la paciencia al arrojo y porque los creadores del Valencia, sobre todo Canales, no lograron conectar con su ariete Jonas.

Ni Courtois, que reaparecía esta noche de domingo al equipo, ni Diego Alves se vieron demasiado exigidos. En el primer cuarto de hora Diego Costa hizo una buena colada por la izquierda pero Arda no controló su centro casi en boca de gol. El meta belga apenas tuvo que salir a recoger un balón en profundidad para Jonas...

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El gol era un entelequia en este escenario en el que los dos equipos pensaban más en cubrirse las espaldas que en asomarse a la meta contraria. En el primer tiempo, de hecho, se echaron en falta detalles de jugadores como Koke, Parejo, Canales o Arda. Lo mejor, quizá, las internadas por banda del valencianista Bernat, uno de los pocos que se atrevía a avanzar metros con velocidad cuando se hacía con el balón.

Ni eso siquiera alteró el orden de las cosas en un partido que parecía abocado al empate a pesar de que el Atlético doblaba al Valencia en puntos y contaba todos sus equipos en casa por victorias. La reanudación puso de relieve lo que puede ser una charla de Simeone en el descanso. Porque el Atlético salió del vestuario transformado, crecido en su juego y con el hambre que le caracteriza. Nada de lo visto hasta entonces valía. Costa intentó enseguida un disparo que atajó Alves sin problemas. Luego lo intentó Villa en una gran jugada a balón parado del Atlético. Su disparo rebotó en un defensa.

Salvo un disparo de Canales que salió pegado al palo izquierdo de la portería de Courtois, el peligro lo llevaron los de Simeone. Porque también pudo haber abierto el marcador Arda si hubiera rechazado un córner o Thiago si su sutil taconazo no se hubiera paseado por la línea de meta del Valencia.

Tuvo que ser el de siempre el que marcara las diferencias. Recibió Costa prácticamente en la divisoria del terreno de juego. Se escoró en la carrera primero, pero luego optó por la diagonal. Acompañado por Barragán y Víctor Ruiz, el hispano-brasileño se metió en el área y armó un disparo sin puntería pero que se coló en la portería del Valencia.

Era lo que necesitaba el Atlético, que tardó un suspiro en refrendar su ventaja. Lo hizo gracias a Raúl García, uno de los futbolistas más rentables de su plantilla por los goles que acumula en los minutos que juega. Solo en la Liga lleva seis. Ha sido titular únicamente en cuatro ocasiones y suplente en siete. En esta ocasión, aprovechó un mal rechace de Mathieu para subir el segundo del Atlético al marcador.

Pudo ampliar su ventaja el conjunto rojiblanco, pero Diego Costa falló un penalti. O lo atajó Alves. Nunca se sabe. Por si las dudas, la acción se repitió unos instantes después en un penalti de Barragán al propio Costa. La grada pidió que volviera a tirarlo. No hizo falta que insistiera. El delantero tenía entre ceja y ceja el lanzamiento. Fue un obús cargado de rabia y de gol. Y el tercer gol.

A partir de ahí la grada le cantó a su equipo y a su alma, Simeone. Y es que el Atlético estaba a solo un tanto de ser líder de la Liga, eso que, a buen seguro, ni se planteaban los rojiblancos al comienzo de uno más de esos encuentros que forman el 'partido a partido' que tanto pregona el técnico argentino como filosofía de vida.

Con esta victoria, el Atlético suma 45 puntos de 48 posibles. Muchos. Tantos como para ser líder de la Liga. Pero este equipo tiene que competir con los mejores del mundo en el campeonato doméstico. Lo mejor para él es que a uno le ganó la última Copa y el último choque de Liga y el otro todavía no le ha ganado en las dos ocasiones en las que se han enfrentado.

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