El tamaño sí importa

Vivimos tan al límite que ciframos nuestras esperanzas y nuestro estado de ánimo a las décimas. El Fondo Monetario Internacional mejora, por primera vez en tres años, su previsión de crecimiento para España dos décimas pero empeora en otras dos su previsión para el paro en nuestro país. Pronostica que llegaremos a 2018 con el paro rondando el 25%. En torno a esa ligerísima mejora en la previsión de crecimiento -mucho menos optimista que la suya propia- el Gobierno apuntala su discurso del cambio de tendencia y en torno al ligerísimo empeoramiento del paro el año que viene. Otros sentencian que el FMI niega la recuperación. Con mucho menos bagaje económico, ustedes y yo sabemos que lo que nos dicen en realidad es que siguen las curvas. Y para muestra, esta declaración del responsable del informe del FMI, se llama Thomas Habling:

"Los estados miembros han de seguir con sus esfuerzos para reformar sus economías, para mejorar la competitividad de la periferia con medidas que abran sus mercados a más competencia y que promuevan una fijación de salarios más favorables a la creación de empleo".

Hojarasca verbal para concluir que en los países del sur de Europa tienen que bajar aún más los sueldos para ganar competitividad. Obviamente, ganar competitividad frente a mercados laborales más baratos que el nuestro. Nadie en el Fondo Monetario, pero tampoco en la Unión Europea, ni en los países miembros se toma la molestia de explicarnos por qué, quien define esta competitividad, adonde van sus beneficios, para quien es competitivo tener trabajadores empobrecidos y cómo cambia eso nuestro modelo de sociedad. Eso sí, llevamos 24 horas y estaremos muchas más debatiendo que si seguimos mejorando el parecido de los trabajadores europeos con los asiáticos en la siguiente asamblea del Fondo quizás nos premien con otro par de décimas en su previsión de crecimiento.