España se despide del tercer oro
Francia derrotó (72-75) a la selección española en un partido vibrante y que acabó en la prórroga
Los franceses, comandados por un Tony Parker sin calificativos (30) fueron mejores que España en los momentos decisivos. Antes Marc (19), Rudy (17) y Sergio Rodríguez (11 y 9 asistencias) habían intentado romper un marcador que llegó apretado gracias al nivel físico francés.
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Después de dos semanas y media de torneo, dejando atrás ochenta partidos y un sistema de competición que bien podría ser un estilo de tortura, la selección española se presentaba a unas semifinales por séptimo año consecutivo. Desde aquel verano del 2006 en que derrotamos a Argentina por un estrecho margen y nos colamos en la final del Mundobasket de Japón, frente a Grecia, llevamos visionando la misma película. Nuestro particular 'día de la marmota' se repite cada jornada estival y vuelve con fuerza, como el turrón en navidad, cuando se acerca esta fecha.
En aquel equipo, que ya es historia del baloncesto español, había un tal Pau Gasol, a la postre 'MVP' de ese torneo, que condujo a la selección hasta su único metal en un mundial: un oro. De ese equipo solo quedan en la actual selección: Rudy, Calderón, Sergio Rodríguez, Marc Gasol y Mumbrú. Sin embargo el bloque de Orenga se había propuesto repetir el guion. Después de un torneo irregular con derrotas, buenos y malos partidos intercalados, el combinado nacional llegaba al instante clave en su mejor momento. Tras destrozar a Serbia y reiterar a los organizadores de la FIBA que 24 equipos y tantas fases son un crimen inecesario.
El encuentro comenzó con una gran salida española. Rubio y Claver demostraron la intensidad con la que se vive un partido como este. Enfrente aguardaba expectante la selección gala, con un Tony Parker excepcional que respondía a cada canasta con sello hispano. El día antes, el talentoso base de la NBA había alabado el juego español recordando que "si no fuera por España, tendríamos muchas más medallas. Es un ejemplo para nosotros". 6-6, 8-8 y Parker mandaba un mensaje al equipo de Orenga: esta vez no iba a ser igual que en las ochos derrotas anteriores.
España cerró el primer cuarto de manera inmejorable, con una nueva versión del espectáculo funambulesco del Chacho y Rudy. Sin fino alambre por el que caminar y con el balón para lograr el equilibrio, el alero menorquín machacaba el aro francés sin piedad, para poner el 18-14.
El segundo cuarto fue de claro color español, con Sergio Rodríguez siendo el jefe de ceremonias. La diferencia se empezaba a estirar, merced a los triples de San Emeterio, Rodríguez y Aguilar. Un parcial de 11-4 daba la máxima ventaja y los franceses asistían temerosos a la eterna pregunta: ¿otro partido igual, otra procesión hasta semifinales sin premio?
Se llegó entonces al descanso (34-20) con una antideportiva de Diaw que dejaba entrever lo que sería la tónica de las torres galas en el resto del encuentro: jugar sin hacer prisioneros. Detrás quedaban 20 minutos con una gran defensa y entrega española. La prueba quedaba reflejada en el párpado amoratado de un Pablo Aguilar sensacional.
Segundos veinte minutos, el principio del fin
Pitido para empezar la segunda parte e inmediatamente saltó la alarma. Marc Gasol había sufrido un mal gesto en su hombro izquierdo que le sentó directamente en el banquillo. El ambiente estaba distorsionado, los espectadores españoles miraban el partido pero no lo veían. En un estado 'zombi' seguían atentos la evolución del pívot español.
Un par de minutos sin Marc que sirvieron a Francia para acercarse (35-26). Con el dolor subsanado, los galos vieron la oportunidad de subir la intensidad. España estaba tocada. Dos triples de Diot más Parker dando una exhibición ofensiva sembraron la duda en los nuestros. La remontada francesa llegó hasta el 44-41 pero fue frenada en seco por un gran gancho más falta de Gasol y un triple de Llull que nos colocaba fuera del alcance de las dentelladas de Diaw, Pietrus y compañía.
El último cuarto fue una sucesión de acontecimientos que inevitablemente iban a llevar el partido a la prórroga. Los franceses siguieron estrechando el marcador, mientras los hombres de Orenga se defendían con uñas y dientes para evitar ese final apretado que tanto daño nos ha hecho en todo el torneo.
Un gran mate de Rudy en la cara de Gelabale tras un pase telegrafiado del Chacho despertó al banquillo español que languidecía. Los dos triples siguientes del Chacho y Rudy a falta de 7 minutos alejaron a España hasta el 61-53. Era el golpe sobre la mesa que todos esperábamos. Pero los galos que se han visto muchas veces en esta situación pidieron un tiempo muerto, tomaron aire y volvieron para dar más guerra aún.
Se llegó al último minuto con Francia muy encima gracias a dos triples de Batum y Pietrus. Entonces apareció Parker que hacía su punto 28 y les colocaba 63-64 por delante, por primera vez en todo el encuentro. Dos tiros libres de Marc y uno del francés Ajinça precedieron a la prórroga. Entre medias Calderón no fue capaz de anotar el triple desde la esquina que hubiera supuesto el triunfo español.
Cinco minutos más de agobio español
Había llegado el tiempo añadido, marcador empatado y España volvió a recordar sus viejos fantasmas. Sin un referente en pista para jugarse los momentos calientes, los nuestros no anotaban y Parker parecía tomarse un merecido descanso. La selección de Orenga volvía a verse impedida a la hora de la verdad, momento que aprovechó Francia para poner tierra de por medio a falta de un minuto (67-71), un mundo.
Las últimas acometidas del Chacho, sacando su casta y demostrando valentía pese a la derrota, no fueron suficiente para sofocar un fuego que no se extinguió gracias a los decisivos tiros libres de Diot. Claver y Marc Gasol intentaron forzar una segunda prórroga desde el triple, pero esta vez era el momento de Francia. Parker y su selección se lo merecen. Han derrotado a su particular bestia negra.
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