El callejón perdido de Bob Dylan
Diez años después de aquello, casualidades de la vida me llevaron a Londres y mi compañera se empeñó, con mucho esmero, en llevarme a buscar el callejón en el que el músico grabó el vídeo de aquella canción. Ella nunca ha estado infectada pero se solidariza mucho con mis adicciones. No resultó fácil, se trata del callejón trasero de un hotel junto al Támesis. Londres ha cambiado mucho en el último medio siglo y no tenía todas conmigo de que fuésemos a encontrar el lugar. Después de todo no mucha gente pasa media mañana en Londres buscando un sucio e intrascendente rincón en una ciudad con mil atractivos. Varias veces perdí la paciencia y contemplé lo absurdo de la empresa. Todas esas veces me invitaron a seguir, a buscar la parte de atrás del Hotel Savoy, hotel en el que Dylan se alojó durante aquel viaje a Londres en 1965. En ese hotel se quedó y en su habitación se rodaron algunas de las imágenes del documental 'Dont look back' (D.A Pennebaker, 1966) como en la que toca la guitarra junto a Donovan y Joan Baez.
El sitio es difícil de encontrar. Reconozco que fingí varias veces haber dado con el callejón. "Es aquí, estoy seguro". Reconozco que no tenía el vídeo reciente, reconozco que estaba mintiendo invadido por la impaciencia. Cuando pasamos delante de la ubicación real no hubo dudas. Era ahí, el maldito callejón que me había robado una semana danesa y media mañana londinense aparecía ante nosotros más o menos igual que como lo recordaba. No estaba Allen Ginsberg fumando de espaldas. No estaba Dylan. No había nadie. Ni una placa, nada que lo recuerde. Después de la aventura me di cuenta de lo absurdo de todo y de lo maravilloso de una canción repleta de frases geniales. Una canción literaria y rápida que el músico compuso a los 24 años cuando el mundo era suyo y acaba de publicar 'Bringing It all back home', un álbum que se presentó con esta canción y que también tuvo como single 'Maggies farm'. Me gustaría decir que en ese momento la canción brotó de mi memoria al completo como uno de esos flashbacks cinematográficos. No fue así, a veces a la vida le falta la magia del cine. Pero sí que recordé con nitidez un verso, solamente uno, que dice: "No necesitas al hombre del tiempo para saber en qué dirección sopla el viento".
Mientras mirábamos el callejón absortos y con la satisfacción de haber encontrado algo que has buscado con esmero, un grupo de trabajadores del hotel fumaban junto a la salida de emergencia y nos miraban de soslayo. Sabían lo que estábamos haciendo en aquel lugar. Buscar a Dylan. Pasar la fiebre.
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