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Baloncesto | Deportes
EUROLIGA | REAL MADRID 73 - PANATHINAIKOS 73

El Real Madrid se clasifica para cuartos pese a perder su tercer partido consecutivo

El Panathinaikos pone el dedo en la llaga Los griegos someten al Real Madrid, que se clasifica para los cuartos de final pese a sufrir su tercera derrota consecutiva en casa

El ala-pívor del Real Madrid Nikola Mirotic intenta arrebatar el balón al jugador del Panathinaikos Kostas Tsartsaris durante el partido de la duodécima jornada de Euroliga(EFE)

El Real Madrid cosechó su tercera derrota en el Top 16 de la Euroliga tras caer en casa ante el Panathinaikos griego (73-74) tras un encuentro agónico que los de Laso, que remontaron en la segunda mitad, no supieron cerrar ante un bloque comandado por el eterno Diamantidis (14 puntos y 8 asistencias)

El Real Madrid salió concienciado. Dos derrotas en seis días eran un castigo muy duro para un equipo que marcha líder en España y en Europa. Por eso el equipo evitó los malos inicios de otros partidos, con una defensa activa desde el salto inicial.

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La fuente de juego del Panathinaikos es Dimitris Diamantidis y por eso la defensa sobre el base griego fue asfixiante desde el primer momento. Eso unido a la superioridad bajo los aros del Real Madrid, gracias a Begic y a que Schotsanitis estaba en el banco, dio como resultado las primeras ventajas locales, 12-8 (min.6).

El Madrid, no obstante no estaba fluido en ataque y comenzó a tener problemas para seguir al Panathinaikos en el luminoso. Un parcial de 0-9 en los tres minutos siguientes hizo que se encendieran las primeras alarmas entre los locales, 12-17 (min. 9) y 14-17 al final del primer periodo.

La falta de acierto en el lanzamiento triple estaba pasando factura al equipo de Pablo Laso, que también estaba espeso en los lanzamientos de media distancia. Esta situación se extendió en el segundo periodo, aumentada por el pánico que ejerce la masa física de Shortsanitis cuando está en pista. Los 140 kilos del pívot griego ayudaron a que el conjunto griego pasar a tomar las riendas del juego, ya con un Diamantidis ejerciendo de líder de su equipo, sin que la defensa blanca fuera tan eficaz como cuando Llull se hizo cargo en el primer cuarto.

Sin triples no hay paraíso. El Real Madrid lanzó seis hasta el descanso y no anotó ninguno, mientras que el equipo heleno se apuntó cuatro de diez. Una diferencia importante. Ni Rudy, ni Mirotic consiguieron ponerse al frente de sus compañeros y sólo destellos de Sergio Rodríguez evitaron que la diferencia fuera mayor al descanso, 33-38. Un triple de Llull y un posteo de Carlos Suárez en los primeros dos minutos, igualaron el partido a 38 y mostraron la clara intención del Real Madrid de redimirse de sus fallos.

La reacción del técnico griego fue inmediata: Schortsanitis a la pista. El capitán madridista, Felipe Reyes, fue el encargado de frenar al mastodóntico pívot y a base de garra y fuerza, claro, lo consiguió. Los triples siguieron resistiéndose al Real Madrid, 41-43 (min.25) y el bajo marcador fue un reflejo lógico. Pero el equipo madridista estaba más metido en el partido y a falta de un minuto pudo subir un 51-46, más fruto de la insistencia que de la calidad. La defensa en este tercer cuarto resultó fundamental para acabar con un 53-49. El partido se fue complicando minuto tras minuto hasta que los nervios explotaron a falta de minuto y medio, 63-66. Una refriega se saldó con sendas técnicas a Lasme y Mirotic, que anotó dos tiros libres para poner emoción en el marcador, 65-66.

La eterna gestión de ese minuto y medio se convirtió en un auténtico cara o cruz, y por tercera vez consecutiva salió cruz. El Madrid perdió 73-74, pero al menos supera en diferencia de puntos a los griegos (ganó 54-58 en Atenas) y, como las penas con pan son menos, la derrota del Unicaja le clasifica matemáticamente para los cuartos de final.

 
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