La nominación que nunca llegaba

Su interpretación del espía George Smiley, creado por el escritor John Le Carré, puede valerle un Óscar que algunos creen que merece desde hace demasiado tiempo.

Como también ocurre con Brad Pitt, Gary Oldman aún no ha tenido la suerte de hacerse con un Óscar, ni siquiera con una nominación, a pesar de la inmensa carrera cinematográfica que se ha labrado a lo largo de estos años, y muchos ya le consideraban uno de esos grandes actores maltratados por los académicos. Pero el próximo 26 de febrero, las tornas pueden girar, gracias a su papel de espía en "El Topo".

Oldman, que conoció su nominación en la recta final de la promoción de la película, se mostró bastante asombrado ante la noticia y reconoció que "personalmente, no esperaba nada". Debía ser de los pocos que no se olían nada, puesto que desde el estreno de la cinta, el coro de seguidores que pedían la estatuilla para el actor se había hecho más y más grande. Si consigue el galardón al Mejor Actor, Oldman conseguirá, aunque tardíamente, la jugada perfecta: primera nominación, y primer Óscar.