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Catalunya y España

¿Qué motivos han llevado a la tensión actual?

Desde la segunda legislatura, con Aznar en el poder, las relaciones entre Catalunya y España se han envenenado. El PP recurrió ante el Tribunal Constitucional el Estatut refrendado por el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados y tras meses de debates el Constitucional laminó el Estatut. Rodriguez Zapatero, con su política de animar al personal ("Catalunya tendrá lo que quieran los catalanes", vino a decir un día) para luego dejar a Catalunya inmersa en un proceso de ducha escocesa, no ha contribuido a mejorar la situación. Consecuencia: gentes no independentistas lo son ahora cuando menos de sentimiento y por eso casi todos los partidos trabajan en ese caladero que ya es transversal.

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¿Y esa votación ¿cómo la ves?

Almorzando días atrás con el alcalde Hereu me decía que en Madrid la ven como un chiste por lo que tiene de inútil pero tendrían que mirarla como lo que es: el gesto de un cabreo. Si hoy hubiese una votación real sobre el independentismo, como la hubo en Quebec o Checoslovaquia o Kosovo, estoy seguro de que los votos del no a la independencia superarían de largo a los del sí. Pero eso no debe impedir ver una realidad: en gran parte de España Catalunya se ve como un problema, pero aquí se ve como problema la incomprensión hacia Catalunya. Se han roto los puentes que hubo años atrás.

¿Qué puentes?

Los diálogos entre intelectuales castellanos y catalanes. Se empezaron a reunir en Segovia en 1953. Creo que del primer contacto solo sobrevive Josep Maria Castellet. Posteriormente esos contactos se fueron manteniendo de forma más o menos regular. Pedro Laín Entralgo, Julián Marías, Camilo José Cela, José Luis Aranguren, José Luis Cano. Enrique Tierno Galván, Ruiz Jiménez... fueron algunos de los intelectuales castellanos que participaron en conversaciones que se prolongaron hasta la llegada de la democracia, cuando los intelectuales dijeron, con razón, que dar una nueva cohesión a la estructura del Estado y a las culturas y lenguas que lo componen era cosa de los políticos.

¿Y esas reuniones sirvieron para algo?

Para constatar que es necesaria buena voluntad por parte de todos. Eran un colchón. Rebajaban las tensiones. Evitaban las descalificaciones. Trataban de comprender al otro. Y no era fácil. Tierno Galván, paseando por El Cigarral de Toledo en un receso de una de esas reuniones, le preguntó a Castellet: "Asi que usted cree que cuando llegue la democracia si mi partido da un mitin en Catalunya lo tendrá que hacer en catalán..." "Y si no lo hace tendrá pocos votos", le respondió Castellet. "Curioso..." musitó El Viejo Profesor. La incomprensión también puede darse en la otra parte: una bibliotecaria de Barcelona demandó información a una colega de Asturias. Lo hizo en catalán y se sorprendió de que la asturiana le respondiese en bable.

Creo que te fatiga el tema...

Pues sí Hubiese preferido explicarte que sobre la mesa del despacho de uno de los responsables del Gal recuerdo que vi un crucifijo. O que en su libro sobre historias reales de niños tristes Joaquim Carbó explica el caso del hospital inglés en el que se perdió el cadáver de un niño muerto al nacer, cadáver que encontraron las mujeres que se disponían a doblar las sábanas que extraían de la lavadora, cumplido el proceso de centrifugado. O el caso del moro que en la cárcel Modelo intentó robarle la cartera a un ruso y éste, al darse cuenta, le cogió del cuello y le grito: "¡Se roba en la calle, hijo de puta, no en la cárcel!". Historias de vidas, Montserrat.

 
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