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Análisis:

Modelos de santidad en un mundo perfecto

IRLANDA

La corrupción de la Iglesia no hubiese sido posible sin la corrupción de los políticos. Me lo dijo John Banville, intelectual irlandés y hoy uno de los mejores novelistas en lengua inglesa. Me dijo: "El contrato social entre los políticos irlandeses y la Iglesia se forjó en los años veinte. Lo políticos se dieron cuenta de que para cohesionar el país el mejor aliado era la iglesia y para eso necesitaban a las madres maltratadas por maridos borrachos que les engendraban hijo tras hijo. El pacto consistió en que los políticos impulsaron que la Iglesia le dijese a las madres: "Os ayudaremos; a cambio, dadnos vuestros hijos para hacer de ellos monjas y sacerdotes". Fue a partir de la idea "Lo que estoy haciendo es voluntad de Dios" que se instaló la corrupción de unos y el silencio cómplice de todos".

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VATICANO

El silencio cómplice del poder político con la Iglesia viene de lejos y es transfronterizo. A Tedeschini, nuncio del Vaticano en Madrid, en 1929 las lectoras de la revista "Epoca" le eligieron como uno de los hombres más bellos residentes en España. En las crónicas orales de los salones mundanos de la época se decía que el rey Alfonso XIII había ordenado retirar de la Dirección General de Seguridad la ficha policial que recogía el accidente del Nuncio, con disparo incluido de un esposo despechado, en la Casa de Campo. El Nuncio viajaba en un coche acompañado de tres jóvenes y hermosas mujeres. El Nuncio alegó que era sus sobrinas. Gente llegada de Roma aseguró que el Nuncio no tenía sobrinas. Al dejar España, Tedeschini fue elevado a cardenal y pasó a ser uno más de los aburridos personajes renacentistas de la curia que se bañan y ponen morenos en la playa vaticana de Punta Oscura, trafican con sus cupos mensuales de cartones de tabaco, conducen automóviles rutilantes, se mueven en un mundo de altas finanzas con pasado reciente de suicidios, asesinatos y quiebras bancarias. Algunos tienen amantes. He trabajado mucho el tema vaticano a lo largo de los años, Montserrat. Se de que hablo porque mantuve muchas horas de conversaciones con personas que conocían bien ese mundo. Cardenales y monseñores son gente de fe paternalista y descarnada. En el Vaticano, un estado teocrático y sin ningún tipo de democracia, hay mucho cinismo, mucha ambición por hacer carrera. Política, en suma. Al superior de una orden religiosa con mucha vitalidad femenina implicada con el tercer mundo le pregunté un día si en el Vaticano había hombres de fe. Pocos, me respondió. ¿Y con fe profética?, insistí. De esos no conozco ninguno, fue su respuesta.

EL CASO GÜRTEL

La anulación de las escuchas en el caso Gürtel platea un tema que trascienda del propio caso y de Garzón: ¿hasta que punto se pueden llevar a cabo nulidad probatorias cuando todavía no se ha levantado el secreto del sumario? Parecería más lógico, pero en la judicatura parece que no impera la lógica, que en caso de que esas escuchas se consideren ilegales eso se recoja en la sentencia, una vez celebrado el juicio. Lo que se está haciendo va a levantar la veda y en España ya deben haber miles de abogados dispuestos a pedir nulidades de sumarios. Por otra parte si la sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid es la sala que va a celebrar el juicio oral ¿no está contaminada por la decisión que ahora han tomado los tres magistrados que han dictaminado que las escuchas son ilegales? ¿Quiénes son esos tres magistrados? Sus biografías profesionales dan perfiles grises. A Francisco José Vieira lo situaría en la órbita de la Asociación Profesional de la Magistratura. Su trabajo en la Audiencia fue correcto. Fernando Castro es socialmente muy abierto. Hijo de un magistrado hizo un buen trabajo como letrado en el Consejo del Poder Judicial. Que Suárez Robledano fuese en principio partidario de validar todas las grabaciones provocó perplejidad en más de uno de los que le conocen ya que es un peso pesado de la Conservadora APM. Uno de los tres es forofo del Atlético de Madrid.

MAYOR OREJA

Partiendo del principio de que por muy bien que lo hagan siempre tendrán problemas creo que Jaime Mayor Oreja fue un buen ministro de Interior en la primera legislatura de Aznar como presidente. En la segunda, el presidente se nos volvió mesiánico y Mayor Oreja entró en una deriva al perder en el País Vasco cuando creía que podía ganar y ser desbancado por Rajoy en la herencia del César. Sus palabras de ahora no ser acertadas pero no sorprenderán a Andrea Ricardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, que medio entre ETA y el gobierno de Aznar para encontrar una salida a la violencia. Si la negociación salió mal intuyo que no fue por culpa ni de ETA ni de San Egidio, comunidad religiosa ubicada en el Trastevere romano. Lo intuyo porque cuando le pregunté a Andrea Ricardi por aquella negociación me respondió con una frase lacónica: "Discúlpeme, pero no quiero hablar mal de los señores Aznar y Mayor Oreja."

 
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