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La mayoría de los agresores sexuales pertenecen al entorno de la víctima, según el I Estudio sobre Violencia Sexual contra las Mujeres Jóvenes en Navarra
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Pamplona
La mayoría de los agresores sexuales pertenecen al entorno de la víctima (familiares, parejas, amistades, compañeros de trabajo), según se desprende del I Estudio sobre Violencia Sexual contra las Mujeres Jóvenes en Navarra, promovido por el Instituto Navarro para la Igualdad / Nafarroako Berdintasunerako Institutua (INAI/NABI).
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El vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad, Félix Taberna, ha dado a conocer hoy las principales conclusiones de esta investigación, que analiza la violencia sexual que actualmente vivencian las mujeres jóvenes en Navarra para, de esta forma, poder establecer estrategias de actuación frente a la misma.
Félix Taberna ha incidido en la importancia de “frenar categóricamente esta violencia que, en los últimos años, tiene una alta prevalencia en mujeres jóvenes, y de visibilizar, sacándola del silencio que la caracteriza”. Cabe recordar que en 2024 se registraron en Navarra 369 denuncias de mujeres por haber sido objeto de violencia sexual, el 70% de ellas interpuestas por mujeres menores de 30 años.
En su comparecencia, el vicepresidente primero, que ha estado acompañado de la directora gerente del INAI / NABI, Patricia Abad, y de la coordinadora del estudio y profesora asociada de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), Rut Iturbide, ha denunciado “la revictimización” que supone centrar el discurso contra la violencia sexual en las mujeres que la padecen”. Ha señalado, además, “la importancia de desterrar del imaginario la idea prevalente del violador en la calle o agresores fantasma. Los agresores son personas conocidas, cercanas (familiares, parejas, amistades, compañeros de trabajo)”.
El estudio, que ha contado con la participación de las investigadoras Leonor Canals, Nayaded Labbé y Leire Martínez, ha combinado el análisis cuantitativo de datos oficiales aportados por INAI/NABI cuerpos policiales, servicios sociales y sanitarios, y el cualitativo, basado en las entrevistas grupales realizadas con cuatro grupos de mujeres jóvenes desde los 14 hasta los 29 años que han contado su experiencia y también con grupos de profesionales de diferentes ámbitos -policial, salud y Centro de Atención Víctimas Violencias Sexuales (CAIVS)-, que han relatado su intervención en estos casos.
Principales conclusiones
Los datos muestran que, si bien la violencia sexual no es la que tiene una mayor prevalencia actualmente -está por detrás de la violencia física y la psíquica-, el número de agresiones y de mujeres supervivientes ha aumentado en los últimos años, con una tendencia continuada.
Este aumento de las cifras, sin embargo, no puede atribuirse de forma exclusiva a un acrecentamiento en este tipo de agresiones, sino que existen diferentes elementos que pueden influir en el mismo, como pueden ser: la mayor concienciación, conocimiento y detección de violencia sexual y/o el aumento del número de mujeres que denuncian o acuden a servicios especializados ante una situación de violencia sexual.
En su análisis, el estudio reivindica el relato de las mujeres supervivientes y considera “urgente” la implicación de los hombres en la lucha contra las diferentes formas de violencia sexual, con la finalidad de modificar el carácter estructural de este fenómeno y evitar los discursos que niegan, deslegitiman o minimizan la gravedad de las experiencias vividas por las víctimas. Las autoras de esta investigación proponen un “cambio de foco en la conceptualización, dinámicas e intervención en la violencia sexual, implicando a los hombres en la prevención, detección y abordaje de las mismas y desresponsabilizando a las mujeres”.
A este respecto, denuncian la “revictimización” que supone centrar el discurso contra la violencia sexual en las mujeres que la padecen, que para protegerse se aplican “una serie de límites” que suponen una merma a sus derechos y libertades y “las posicionan en una categoría de ciudadanía inferior a la de los hombres, al tiempo que reafirman la posición de superioridad de los agresores sobre las mujeres y, también, sobre otros varones”. Destacan que la violencia sexual está “altamente naturalizada y silenciada” en sus múltiples formas, que van desde la invasión del espacio personal sin permiso (tocamientos, roces, cortes de paso, etc.) a acorralar o violar, con violencia o sin ella.
El estudio señala que los agresores son personas conocidas, cercanas (familiares, parejas, amistades, compañeros de trabajo). En cuanto a su perfil de edad, la media de edad se sitúa en los 30-49 años —el 38.9 % de los agresores durante la serie 2018-2022—. Es decir, suelen ser más mayores que las mujeres agredidas. La violencia sexual, según recoge la investigación, se lleva a cabo en todos los espacios, pero, sobre todo, en las familias y en aquellos espacios denominados “de ocio”.
En la información desagregada, destacan como principales víctimas de casos de violencia sexual las mujeres menores de 17 años y aquellas que tienen entre 18 y 29 años. Los datos proporcionados por los cuerpos policiales ofrecen cierta visión temporal que permite ver cómo ha aumentado el número de mujeres víctimas de violencia sexual (de 134 casos en 2018 a 356 en 2023) y cómo esta se centra en los grupos de edad más jóvenes (142 casos de menores de 17 años en 2023, 115 casos entre 18 y 29 años, 74 casos entre 30 y 49 años, 21 casos entre 50 y 64 años y 2 víctimas mayores de 65 años).
Por otra parte, en lo que respecta a las zonas de mayor prevalencia, destacan el número de violencias sexuales detectadas en Pamplona y su Comarca, seguidas de Tudela y la Ribera Alta, datos en consonancia con la densidad de población que presentan estas dos zonas en el territorio navarro.
El número de mujeres atendidas ha aumentado en todos los servicios de asistencia. Los recursos que más casos han atendido son aquellos que cuentan con funciones más logísticas o de gestión, como son los cuerpos policiales, cuya atención consiste en la interposición de denuncias, y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forense, el cual realiza las pruebas periciales previas al juicio. Otros servicios, como los Equipos de Atención Integral a víctimas de Violencia contra las mujeres (EAIV) o la Oficina de Atención a las Víctimas de Delitos (OAVD), registran menos casos de violencia sexual al año, pero ofrecen una atención más intensiva.
Finalmente, el estudio considera importante señalar que el avance del movimiento feminista y del ejercicio real de los derechos de las mujeres tiene como consecuencia “un rearme contestatario machista”, cuya manifestación pasa por el recrudecimiento de las violencias contra las mujeres a través de nuevos mecanismos y estrategias.
Propuestas de actuación
Con un enfoque centrado en aportar soluciones, el I Estudio sobre Violencia Sexual contra las Mujeres Jóvenes en Navarra recoge propuestas de actuación basadas en las aportaciones recogidas en los diferentes grupos de trabajo. Como propuestas de intervención, plantea la necesidad de potenciar la prevención desde los hombres, desarrollando estrategias y herramientas para evitar la violencia sexual; reformular el concepto de protección en las mujeres buscando prevenir sin aterrorizar y limitar su libertad; capacitación de las personas profesionales que intervienen con menores en materia de violencia sexual; así como generar protocolos específicos sobre violencia sexual en las diferentes ámbitos (educativo, sanitario, policial, judicial). Un elemento destacado en las propuestas es el de fortalecer el trabajo en red institucional y la generación de proyectos y estrategias conjuntas con el movimiento feminista y la sociedad civil organizada.
Cabe recordar que el INAI/NABI coordina las actuaciones públicas en materia de atención y prevención de la violencia hacia las mujeres, desde cuatro ejes nucleares: prevención, sensibilización e investigación; atención integral; y formación.
Este año 2025 el Ejecutivo Foral va a elaborar el II Plan de Acción contra la violencia hacia las mujeres. En él se recogerán medidas concretas para el ámbito tanto foral como local en materia de violencia. Asimismo, el INAI / NABI tiene previsto actualizar el Protocolo para para prevenir y actuar ente la mutilación genital femenina en Navarra.
Asimismo, se prevé concluir el desarrollo del Decreto Foral que establecerá el régimen de ayudas económicas a hijas e hijos de mujeres asesinadas por violencia machista. Esta ayuda será inmediata, de fácil gestión y compatible con otras prestaciones como la pensión de orfandad o las ayudas de emergencia. Además, se avanzará en la creación de la ventanilla única y en la homogeneización del procedimiento para todas las acreditaciones de víctima de violencia contra las mujeres.
Finalmente, cabe destacar que, en materia de violencia contra las mujeres, el INAI/NABI gestiona los recursos de atención a víctimas y supervivientes, como el Centro de Atención Integral a las Violencias Sexuales (CAIVS), que desde el pasado mes de abril ofrece las 24 horas al día, los 365 días del año, atención integral especializada a mujeres mayores de 16 años que han sido víctimas o supervivientes de violencias sexuales. También los recursos de acogida, los equipos de atención integral a víctimas de violencia contra las mujeres (EAIVs) distribuidos por el territorio, así como el recurso específico ante casos de trata y prostitución. Para ello en 2025 el Gobierno de Navarra dispondrá de en torno a 2,1 millones de euros en el presupuesto.
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