Las actitudes suicidas en jóvenes se duplican en Navarra en un año

Pamplona

La mayor parte de los suicidios en Navarra, el 60 por ciento, son de personas mayores de 65 años. Sin embargo, sorprende y alarma a las asociaciones que trabajan en este ámbito el incremento en jóvenes y niños de actitudes suicidas y autolíticas, aunque no lleguen a concretarse. Elena Aísa, de la asociación Besarkada: "Un sector que es muy preocupante, afortunadamente no por suicidio consumado, pero sí por tentativas o por crisis, es el sector infanto-juvenil, y de hecho en el año pasado con respecto al anterior, ha aumentado en más de un cien por cien. En el curso pasado fueron 179 los expedientes, en el anterior fueron 77".

Un incremento de tendencias y actitudes en esa franja de edad que han hecho que las llamadas desde centros educativos se multipliquen. Begoña Arbeloa, de Teléfono de la Esperanza: "Cada día hay más demanda, sobre todo de centros educativos, de cómo formar a profesionales de Educación proque se encuentran a cada vez más población adolescente y joven que transmiten ideas suicidas o de autolesiones".

Arbeloa ha contado cómo lo que reclaman es un Plan Nacional que haga partícipe a toda la sociedad de este problema y de sus soluciones: "Pretendemos la visibilización y la divulgación. Hablábamos de cómo trabajar la prevención, y sí, hay que formar a las personas que acompañan y a los profesionales que se especialicen en la atención de conductas tendentes al suicidio, pero no hay que olvidar la responsabilidad social del suicidio, y por eso reclamamos un Plan Nacional de Prevención. Porque reducir la prevención solamente a los y las profesionales, por supuesto que es imprescindible, pero es induficiente y además está demostrado. hay que intervenir en que la sociedad en conjunto vayamos creciendo y deshaciendo esa ignorancia, vayamos aprendiendo señales de alarma, qué pasa en la mente de una persona que tiene una idea de suicidio, que se vaya deshaciendo ese estigma de que la persona que está pensando en eso es una persona defectuosa, el perro verde. Para nada, tenemos que aprender mucho como sociedad a acompañar e identificar, y esa tolerancia nos hará crecer, no hay otra forma".

Dentro de esta comprensión, estas dos profesionales han coincidido en que, paradójicamente, el suicidio o el camino hacia él pueden llegar a ser "un grito a la vida". No es una elección el suicidio, nunca es una elección, insisten. No ven otra salida. "Si a esa persona le das la opción una vida con calidad mínima, te aseguro que eligen vivir, es el mayor grito deseperado por vivir, el suicidio. un grito a una vida a la que sienten que no pueden agarrarse".

Y es precisamente en ese sentido en el que observan un déficit: "El sufirmiento es algo humano que está muy presente en nuestra sociedad, pero lo que se ve es que está aumentando la falta de capacidad de afrontarlo o de sobrellevarlo de alguna manera, entonces algo está pasando socialmente para que esto esté aumentando y dé lugar a unas crisis que pueden llevar a suicidios o a intentos de suicidio".