Una maestra ha escuchado problemas de 10.000 padres: estos errores dificultan que sus hijos se independicen
Ha determinado las claves y consecuencias de las acciones de los adultos con los niños

Imagen de stock de una familia / Morsa Images

Generalmente, cuando los adultos vemos que un niño comete un error, lo primero que hacemos es decirle la respuesta correcta, pero lo ideal según los expertos es ser pacientes y darles la oportunidad de vivir esa experiencia para garantizar un verdadero aprendizaje. "Los niños entre 0 y 6 años quieren que les ayudes a hacer las cosas por sí solos", explica Montessori Aki, maestra que ha escuchado las preocupaciones sobre la crianza de más de 10.000 personas.
En su libro '¡Cómo cambiar tu abarrotada vida diaria! Restarle importancia a la crianza de los hijos', habla sobre todo ello en uno de sus capítulos, tal y como recopila el medio Diamond online. La experta da varios detalles sobre la interferencia de los padres en las acciones de sus hijos, y aunque entiende el deseo de "introducir la ruta correcta más corta", asegura que "existen varias preocupaciones acerca de 'interferir' en algo":
- Impide que los niños desarrollen un sentido de independencia y autoeficacia (un sentimiento de que pueden hacer las cosas por sí mismos)
- Les quita las oportunidades de probar cosas
- Reduce la motivación de los niños para "hacer las cosas por su cuenta"
- Tiene el potencial de impedir que los niños comprendan la esencia del "aprendizaje"
Estar atento al comportamiento de su hijo
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Cuando los niños son pequeños "todo está en proceso de desarrollo y crecimiento", cosa que los adultos tenemos que tener en cuenta. Aki insta a los padres a observar a los hijos "pasar por este proceso de 'hacerlo solo → darse cuenta → a veces fallar → intentarlo de nuevo → ¡hacerlo solo!'" y ayudarlos "solo cuando sea necesario. Es muy importante asegurarles que pueden llevar a cabo este proceso a su propio ritmo". Porque aunque la intención es buena, puede tener consecuencias en ellos.
"Interferir con los niños a veces puede robarles su motivación, su espíritu de aventura y su confianza en sí mismos. De hecho, la confianza que los niños intentan construir para sí mismos es más delicada de lo que los adultos creen, y puede ser destruida instantáneamente por un solo comentario intrascendente de un adulto. Por eso es mejor tener cuidado al señalar cosas o interferir".
Garantizar el proceso de aprendizaje
El aprendizaje de los pequeños empieza desde su nacimiento, por lo que no significa estudio, sino experiencia. "Desde el momento en que un niño nace, aprende sobre el mundo, lo experimenta y continúa aprendiendo", por lo que se apunta a que es importante que nuestros hijos sean capaces de vivir situaciones utilizando sus propios medios y su cuerpo, experimentando el mundo por sus propios medios, "explorarlo, incluso cometer errores, y descubrir cosas por uno mismo a través de la 'autocorrección'".
Montessori explica que "todo el proceso es una experiencia de aprendizaje para los niños. Cuando nosotros, los adultos, 'supervisamos' y 'aseguramos el proceso de aprendizaje', los niños pueden experimentar y comprender la verdadera esencia del 'aprendizaje'", mientras que con una interferencia desmedida les coartamos esa posibilidad e incluso reducimos el desarrollo de sus capacidades, lo cual tendrá eco en su vida futura.

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Dar la cantidad mínima de apoyo necesaria
Con todo, no significa que debamos dejarlos solos y no ayudar a los pequeños en nada, pero para crecer "necesitas la cantidad justa de apoyo". "En ese momento debes pensar si tu hijo quiere ese apoyo y si lo necesita ahora mismo", comenta la maestra, porque tendemos a juzgar las situaciones solamente por los resultados y "queremos usar el poder adulto para llevar al niño al estado de 'lo hice' lo más rápido posible. Esto priva a los niños de la oportunidad de aprender por sí mismos". Observarlos, vigilarlos y ayudarlos solo cuando sea necesario es lo más beneficioso.
Cuando consiguen llegar hasta donde se habían propuesto no tendrán una alegría del resultado solamente, sino también de haberlo hecho por sus propios medios, sin ayuda, lo que los fomentará "a desarrollar un sentido de competencia y autoeficacia que les hará pensar 'puedo hacerlo'", pero no es solo bueno para ellos, sino también para los padres. "Al vigilarlos, se reducen las 'emociones' y 'comportamientos' innecesarios. Te ayudará a escapar del estrés, la frustración y la irritación que sientes".
Aunque al principio de hacer todo esto te puedas sentir ansioso por intervenir, Montessori Aki sugiere intentar "distanciarse físicamente y acostumbrarse gradualmente" hasta llegar a aprender a cuidar bien, aceptar todo tal y como es, a los hijos y a nosotros mismos como padres.