Un psicólogo alerta del momento en el que te has convertido en el padre o madre de tu pareja
El experto da las señales que indican que estás tomando un rol paternal en tu relación
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Pareja / Kinga Krzeminska
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Las relaciones de pareja son complejas. Partiendo de la base de que dos personas con, normalmente, educación, costumbres y rutinas diferentes deciden pasar su vida juntos, es de imaginar el grado de convicción y empatía que hay que tener para que prospere ese proyecto común. Es cierto que, con el tiempo, se adaptan las situaciones, pero a veces suelen tomar caminos que no son demasiado sanos.
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La clave está en que ambos se sientan valorados y se respeten, pero, tal y como apunta el psicólogo Mark Travers "la línea entre ser un compañero que brinda apoyo y actuar como cuidador a veces puede difuminarse, lo que genera un cambio sutil, pero poderoso, en la dinámica". Ese desequilibrio no es bueno y puede generar conflicto, haciendo que "una persona se sienta demasiado responsable mientras que la otra se vuelve cada vez más dependiente".
"Si bien cuidar de su pareja es algo natural y a menudo necesario, actuar constantemente como cuidador puede crear una dinámica desequilibrada que deje a ambas personas insatisfechas", escribe el estadounidense en un artículo publicado en Forbes en el que habla sobre las "tres señales clave de que podrías estar asumiendo un rol paternal con tu pareja y qué puedes hacer para restablecer el equilibrio en tu relación".
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Pareja / Tom Werner
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Pareja / Tom Werner
1. Estar en modo 'arreglarlo'
Travers confirma que cuando una persona intenta continuamente ser quien resuelva todos los problemas, puede ser un indicador. "Puedes notar patrones como interrumpir los pensamientos de tu pareja para ofrecer soluciones, sentir la necesidad de gestionar o supervisar sus decisiones o frustrarte cuando no sigue tus consejos", explica, volviéndose un patrón problemático porque se pasa del apoyo mutuo al esfuerzo individual, ya que este comportamiento puede "socavar involuntariamente" la autonomía del otro.
Destaca que para evitar este comportamiento habría que autoanalizarse y preguntarse si tu pareja "se siente capacitada para resolver sus propios problemas o parece depender de mí para que intervenga y tome el control". Porque "la salud de una relación depende a menudo de que ambas personas compartan la responsabilidad de afrontar los desafíos", por lo que lo mejor es dar libertad de resolución y simplemente ofrecer apoyo para permitir "que su pareja crezca, adquiera confianza y contribuya por igual a la salud emocional de la relación".
2. Tu pareja se siente infantilizada o apartada
Esto ocurre cuando la otra persona siente desigualdad en la relación al tratarla como alguien a la que hay que cuidar y proteger como si de un hijo se tratase. "Esta dinámica suele surgir cuando uno de los miembros de la pareja infantiliza involuntariamente al otro, a través de acciones como tomar decisiones en su nombre, cuestionar sus capacidades o incluso adoptar un tono condescendiente durante las conversaciones", explica el psicólogo estadounidense.
Esto puede llevar a una falta de compromiso involuntaria por el hecho de que se ha instaurado en la otra parte la inacción en la toma de decisiones y evitará tener "conversaciones difíciles". "Cuando uno de los miembros de la pareja se siente infantilizado, su autonomía y su sentido de poder personal se ven socavados, lo que conduce a la desconexión y la frustración", apunta Travers, que pone como puntos clave de las relaciones el "sentido de igualdad y el respeto mutuo", así que hay que respetar la autonomía de la pareja, reconocer sus capacidades y hacerla partícipe de todo para encontrar el punto óptimo.
3. Asumir todo el trabajo emocional
El equilibrio en este punto está en saber "gestionar las propias emociones y apoyar las necesidades emocionales de la pareja para mantener la armonía y la conexión". No estarás haciéndolo si normalmente eres quien mantiene la salud emocional de la relación con acciones para que la otra persona esté tranquila. Esto puede llevar a que el que coge este rol se sienta saturado y el otro experimente demasiada pasividad. "Si a menudo descuidas tus propias necesidades emocionales mientras priorizas las de ella, es una señal de que el trabajo emocional se ha vuelto desproporcionado", pone el experto como ejemplo.
"Cuando el cuidado emocional no es recíproco, el miembro de la pareja que soporta la mayor parte del trabajo puede sentirse emocionalmente agotado, ignorado y subvalorado", y es que las relaciones prosperan "gracias a una responsabilidad emocional compartida, en la que ambos miembros de la pareja ofrecen y reciben apoyo en igual medida", llegando, como en el resto de apartados, a un punto de equilibrio de igualdad en el que uno al otro se descargan de los pesos que carguen de manera mutua, sostenible y saludable.