Un 'mago' del fraude consigue un equipo de trabajo de 4.000 euros por solo 8: el cajero no se percató de la gran estafa
Un plan elaborado para llevar a cabo un robo con un truco muy sencillo pero ingenioso
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Robo / AndreyPopov
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Todos tenemos presente que hay personas que hacen cosas malas. Los actos delictivos existen desde que el mundo es mundo y hay unos cuantos que se saltan a la torera la ética, las normas y las leyes para sacar tajada de un tipo u otro. El robo, seguramente, es el delito más cometido, ya sea a grandes manos o a pequeñas, de manera más descarada o elaborada.
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Los 'cacos' pueden robar directamente, es lo más extendido, pero los hay que se toman más molestias para no ser pillados. Utilizan el ingenio para hacerse con la suya y elaboran planes que muchas veces sorprenden una vez que se conocen. Seguro que los que trabajan en comercios pueden dar fe de ello, más si cabe los vigilantes de seguridad, que tienen que intentar parar esas cosas.
Uno con bastante planificación fue el que llevó a cabo un ladrón finlandés. Aunque no se fue sin pagar, sí que abonó muchísimo menos dinero del que valían los artículos que se llevó. ¿Cómo puede ser que pagara alrededor de ocho euros cuando valían más de 4.000? Esta es la historia de una persona que llevó a cabo una estafa ingeniosa. Y casi le sale perfecta de no ser por un avispado trabajador.
La clave estuvo en el cajero
Según cuenta el medio Ilta Sanomat, la investigación preliminar apunta a que un hombre de 24 años comenzó su plan viajando en tren desde Helsinki a Lahti portando una bicicleta. Una vez allí, fue a los grandes almacenes Kärkkäinen, donde cogió tres paquetes y se los llevó al piso superior, en el otro extremo de donde se encontraban inicialmente. Fue el momento del 'cambiazo', pero no de los productos que llevaba, sino de las etiquetas.
Sacó del bolsillo unos códigos EAN (códigos de barras) y los pegó sobre las originales, para después ir al cajero automático. Allí pasó la mercancía sin que la máquina se diera cuenta que estaba leyendo valores equivocados, dándole una factura de 8,25 euros, equivalente a unas latas de bebida energética. En su lugar, estaba llevándose un destornillador de casi 900 euros, un juego de cinco herramientas inalámbricas de unos 1.100 euros y un sonar de pesca valorado en alrededor de 2.400.
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Código de barras / Alla Kuzmenko
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Código de barras / Alla Kuzmenko
El precio total de la mercancía era de 4.376 euros, pagó 8,25 y se marchó. Lo que no tuvo en cuenta es que un guardia de seguridad observó todo desde las cámaras una vez que encontró sospechoso al hombre, y fue a su paso. En un primer momento negó la mayor, pero todo cayó por su propio peso al ver las imágenes y terminó confesándolo todo. El Tribunal de Distrito de Päijät-Häme condenó al ladrón a tres meses de prisión condicional y, además, deberá abonar un recargo por víctima de delito de 80 euros a los grandes almacenes, que no pidieron indemnización alguna.