'Por todo lo alto', una comedia buenista que celebra el espíritu de las bandas musicales de los pueblos
El francés Emmanuel Courcol ambienta en el mundo de la música una historia de reconciliación y aprendizaje entre dos hermanos separados durante años. Benjamin Lavernhe y Pierre Lottin son los protagonistas

Fotograma de 'Por todo lo alto' con Benjamin Lavernhe y Pierre Lottin / CARAMEL FILMS / Thibault Grabherr

Madrid
El cine francés ha perfeccionado en la última década un tipo de comedia buenista y amable que funciona en taquilla y que propone historias de superación, reconciliación y unión de las que tanto estamos necesitados en este mundo sombrío y crispado. Ahí están éxitos como 'Intocable' con Omar Sy, 'Especiales' con Vincent Cassel o 'La familia Bélier', la película que luego adaptaron los americanos en 'Coda' y acabó ganando el Oscar. En esa línea de un cine que aúna drama y comedia con un espíritu humanista se puede encuadrar 'Por todo lo alto', el nuevo trabajo de Emmanuel Courcol, autor francés que ya estrenó en 2000 'El triunfo', una historia basada en hechos reales sobre los talleres de teatro en la cárceles.
En esta ocasión fija su mirada en las bandas municipales de los pueblos, en esas pequeñas orquesta semiprofesionales que son un espacio de encuentro en pequeñas comunidades. "Hace mucho tiempo me fui al norte de Francia, donde se ha rodado la película y hay muchas bandas municipales, para ver si podía hacer un guion. Es un mundo del que te dan ganas de hablar. Esta región del norte es pobre, de industria minera, y la gente es sumamente cálida, les encanta la música. En Francia es donde hay más bandas municipales y no municipales, y por eso tenía ganas de hablar de ellos. Se parece un poco a lo que encuentras en Inglaterra con esta atmósfera y ese ambiente obrero", explicaba el director en el pasado Festival de San Sebastián, donde la película obtuvo el premio del público.
Escrita junto a Irène Muscari, su esposa, la película narra la historia de un famoso y refinado director de orquesta, afincado en París y de reputación internacional, al que le diagnostican leucemia. Mientras busca un donante de médula, se entera de que es adoptado y de que tiene un hermano que trabaja en un comedor escolar, que toca el trombón en una banda de música del norte de Francia y que ha tenido una vida muy diferente a la suya. La distancia entre ambos, por cómo han crecido y progresado, es enorme, pero a ambos les une la pasión por la música. "Intentamos contar esta historia de forma realista, no caricaturesca. Las figuras de los dos hermanos se prestan a esta comparación, pero intentamos ser ligeros y en tener cuidado en todo el tratamiento social, en no hacer un juicio de los personajes", añade Courcol sobre uno de los elementos clave de la trama, la diferencia de clases y cómo el origen y la educación condicionan las oportunidades en este sistema que promulga una falsa meritocracia.
Los actores Benjamin Lavernhe y Pierre Lottin interpretan a esos hermanos que van acercando posturas, que se van interesando por la vida del otro y que van estrechando lazos por la música y la enfermedad. El primero encuentra en la banda municipal un espacio de comunión muy diferente al de la competitiva, elitista y exigente industria de la música clásica, y el segundo, sumido en el desánimo de la rutina laboral y la precariedad, encuentra una esperanza en la música como algo profesional. Los dos actores, que no tenían formación previa, descubren en la expresión artística un punto de conexión. "Ninguno de los actores era músico, pero los dos tienen mucho sentido musical, tienen buen oído. No han ido nunca a un conversatorio, ni tienen formación académica, pero sí tienen esa facilidad y, por ejemplo, Pierre Lottin toca muy bien el piano. Yo insistí mucho para que los dos pasaron por una formación musical, y estuvieron más de tres meses con un director de orquesta. Benjamin es un actor que trabaja mucho, viene de la comedia francesa y del teatro, y el resultado es asombroso porque realmente dirige él los momentos musicales, tiene los gestos de un director de orquesta. Y Pierre aprendió a tocar el trombón, estuvo dos o tres meses, y como tiene tan buen oído, llegó a un resultado perfectamente aceptable. Todos lo papeles secundarios, los actores que forman la banda, son músicos realmente. Quería que toda la parte musical fuera muy creíble", cuenta el director.
'Por todo lo alto' es tanto un canto a la fraternidad, algo que el autor ha explorado a lo largo de su filmografía, como un emotivo viaje de aprendizaje y reparación para estos dos hermanos que tanto años han pasado separados. "Todo el mundo necesita unión social, es lo que propone esta historia, hacer música juntos. Es como un lazo esta unión social, pero luego también necesitamos humanidad y un poco de bondad. Necesitamos historias humanas", reivindica Courcol, y continúa la guionista Irène Muscari. "Es necesario contar cosas al público que sean posibles. En la película hablamos de un determinismo social, no contamos una fábula. El protagonista no se convierte en un gran jefe de orquesta, ni ingresa en orquesta de Lille tras hacer las pruebas, pero se convierte en otra cosa gracias a ese encuentro. Esa es la vida. El milagro es hacer que este encuentro les cambie para siempre, a ellos y también a todo el pueblo. Eso es lo transformador, que a través del encuentro social, haya cambio", defiende.
La película confía todo a ese proceso transformador abusando de una fórmula efectiva pero ya vista y tratando de sortear ese tono sentimentaloide al que recurren este tipo de historias. Courcol sabe la historia que cuenta y lo que busca, y pese a la falta de ideas en lo formal e incluso a la hora de rodar lo musical, propone una 'dramedia' entrañable apoyada en el corazón de sus personajes. "Tenemos mucho cuidado para evitar el patetismo. Es un proceso muy intuitivo y una cuestión de sensibilidad. Y además siempre tenemos un gran respeto por la inteligencia del público. No es necesario decirlo todo, ni contarlo todo, ni subrayar. El público es inteligente, puedes cortar cosas y lo entenderá", concluyen los creadores de este fenómeno que ya ha llevado a más de dos millones de franceses al cine y que logró siete nominaciones en los Premios César.

José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...