Las mentiras y la guerra
"Cuando la guerra entra por la puerta, la verdad salta por la ventana. Eso lo sabemos desde siempre"

La píldora de Enric | Las mentiras y la guerra
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Cuando la guerra entra por la puerta, la verdad salta por la ventana. Eso lo sabemos desde siempre. Recuerden que varios gobiernos occidentales, entre ellos el de España, dijeron que había que arrasar Irak porque tenía armas de destrucción masiva, aunque fuera público y notorio, porque lo decían los propios inspectores internacionales, que esas armas no existían. En 1939, Alemania invadió Polonia mientras decía que los atacantes eran los polacos. Vladimir Putin llama a la invasión de Ucrania “operación militar especial”. No hace falta la memoria en el caso de Gaza. Israel insiste en que toma todas las precauciones para no matar a civiles mientras mata a miles de niños.
No sé para qué sirven esas mentiras ni si alguien se las cree. Quizá la cosa consista en que, ya puestos en la matanza colectiva, qué más da cometer otras indecencias menores. También es posible que se trate de una tradición bélica: antes de disparar los misiles disparas unas cuantas mentiras gordas, como para hacer puntería.
Dentro del catálogo de falsedades propias de la guerra, destacan las llamadas “misiones de paz”. Las misiones son de dos tipos. Están las ridículas, como esa misión de la ONU que, con participación española, garantiza la seguridad de la frontera entre Líbano e Israel encerrándose en un búnker cuando vuelan los cohetes. Luego están las perversas. Hace ahora 30 años, en 2005, una “misión de paz” compuesta por soldados holandeses brindó con los oficiales serbios mientras éstos cometían el genocidio de Srebrenica: 8.000 bosnios asesinados en una zona que la ONU había declarado “segura”.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, propone el envío a Ucrania de una “fuerza de paz” europea. Nada, unos pocos miles de soldados por país, para garantizar que Rusia cumple los términos de un eventual acuerdo de paz. Sólo por si acaso, ya se sabe que Putin es muy cumplidor en estas cosas. Macron no ha dicho todavía si el objetivo es el ridículo o la perversión.
Me llamo Enric González. Les aconsejo que lleven paraguas: dicen que cualquier día de estos se pondrá a llover.