Tanta diligencia… y 200 muertos

Madrid

Dice el ex responsable de emergencias del Gobierno Mazón, el número 2 de la consejera Salomé Pradas --la que ignoraba qué era un alerta telefónica--, que actuó “con encomiable diligencia”.

Aquí hay uno que toma a todos los valencianos por idiotas. O que encarna un blindaje interno sin límite ético, jurídico, de veracidad o de decencia alguna. ¿Cómo puede decirse que su diligencia” fue “encomiable”? Si lo hubiera sido ¿se habrían producido más de 200 muertes por ahogo? La diligencia, ¿consistió en emitir la alerta a la población a las ocho y media de la tarde, cuando esta ya se ahogaba por las riadas? ¿Consistió en ser la última Administración en advertir el peligro, después de las Universidades, de algunos municipios, de la Unidad Militar de Emergencias dependiente del Gobierno?

El problema de Carlos Mazón no solo consiste en que estuvo en el limbo, o algo parecido, durante todas las largas horas de su desaparición. Sino también en que su equipo, sobre todo el especialmente dedicado a preservar la vida de los ciudadanos y evitarles la muerte por una sorpresa de la naturaleza, ni sabía, ni hacía, ni siquiera existía. Ahora, con su autoproclamación de “diligente” intenta no ir a declarar en el proceso criminal. Veremos qué dicen si son inculpados, si continúan o no guardando secreto sobre la también “encomiable diligencia” del hombre que se entretenía durante la tragedia en un popular restaurante.

Y es que la juez reitera que la Generalitat era la responsable, la competente; asegura que gozaba de “información ingente” sobre la situación del temporal y subraya que la “conocía perfectamente”.