Blancanieves regresa a los cines con un guion hechizado por los nuevos tiempos

Madrid

La vuelta a las salas de Blancanieves es una evidencia de la era de nostalgia que vive Disney. En las últimas décadas, rostros como Will Smith, Emma Watson, Angelina Jolie o Cinthya Erivo se han metido en la piel de sus memorables y mágicos personajes para dar una segunda vida a historias como la de Aladdin, La bella y la bestia o Pinocho. Ahora, más de ocho décadas después, la compañía de animación rescata a su primera princesa para volver a su punto de partida y preguntar a su propio espejo aquello de quién sigue siendo la más hermosa del reino con las actrices Rachel Zegler y Gal Gadot, como la chica que mordió la manzana y la bruja que la envenenó por celos.

El largometraje dirigido por Marc Webb, también director de las secuelas de Spiderman, mantiene la esencia del cuento de los hermanos Grimm con un guion más reivindicativo y hechizado por los nuevos tiempos. Comienza de la misma manera que la película original, un primer plano de un majestuoso libro que lleva como título el nombre de la princesa. El paso de las primeras páginas, acompañadas de una narración, introducen en la trama y trasladan al público a la fría y gélida noche en la que nació la heredera del reino.

En la película original, Blancanieves perseguía una búsqueda del amor verdadero. En cambio, la adaptación esquiva esa atmósfera romántica y presenta a una figura que sueña con escapar de los muros que la rodean para convertirse en la mujer que quiere y sabe que puede llegar a ser. Narra cómo crece una princesa, que, en esta ocasión, carga una mochila de valentía y grandes aspiraciones y que sufre la repentina muerte de su madre como un gran cambio en su vida. Su padre, el rey, se casa con una vanidosa mujer que, coronada como reina, se aferra a al poder y a la belleza como su bien más preciado.

El hilo argumental también se mantiene, aunque con alguna modificación. Cuando la reina se entera de que Blancanieves había superado su belleza, ordena a sus guardias que capturen y maten a la princesa. Esta escapa y se refugia en la cabaña de los famosos siete enanitos, que se presentan como seres mitológicos de 274 años. La figura del príncipe se difumina en la película. En su lugar, el rol masculino protagonista lo interpreta un joven aldeano (Andrew Burnap) que, junto a su banda, defiende los intereses y la necesidad de bondad para el pueblo. Con su ayuda, Blancanieves se enfrenta cara a cara con la malvada alteza para devolver la alegría a su reino y a un castillo inspirado en el Alcázar de Segovia.

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El proyecto cuenta con un gran protagonismo musical y numerosos guiños a la película de los años treinta. Fotogramas como las famosas escenas del espejo mágico y la huida de Blancanieves al bosque y su posterior llegada a casa de los siete enanitos, son calcos idénticos de los planos originales.

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Sin embargo, la adaptación no ha estado libre de multitud de críticas que han provocado que la promoción y el lanzamiento de la nueva película de Disney haya estado marcada por una discreción absoluta. La controversia por el tratamiento de las personas con enanismo y el aparente choque ideológico entre una Gadot defensora sionista y una princesa (Rachel Zegler) propalestina, han sido alguna de las manzanas envenenadas de un proyecto que ha evidenciado que el tiempo ha enseñado a Blancanieves a ser más valiente, justa, fuerte y auténtica.